No hace mucho ya os comenté que en época de sequía de estrenos interesantes, me estoy dedicando a realizar labor de arqueología a la hora de seleccionar las películas de las que os hablo en este espacio. A veces lo acierto más y a veces lo acierto menos. Pues bien, hoy es uno de esos segundos casos. Producida, escrita y dirigida por el iraní Tony Zarindast, hoy os daré cuenta de Cat in the cage, una cinta de muy bajo presupuesto protagonizada por Behrouz Vossoughi, Collen Camp y Sybil Danning entre otros intérpretes. Atraido por el cartel de una chica semidesnuda dentro de una piscina con un gato en brazos –malditos diseñadores gráficos, cómo conocen nuestras debilidades– y una sinopsis que prometía emoción y suspense, lo cierto es que el resultado es bastante pobre en comparación con las expectativas que despierta. El argumento nos cuenta como Bruce Khan, heredero de una rica familia, regresa a su hogar después de haber estado un tiempo internado en un hospital psiquiátrico.
Allí se encuentra con su gato, la criada –que al parecer practica la brujería– y a su padre viudo casado con Susan, la que había sido enfermera de su madre y que ahora es también amante del chófer. Bruce está convencido de que Susan asesinó a su madre y ahora pretende hacer lo mismo con su padre con la ayuda del chófer. Y eso parece pensar también el gato, al que no le cae nada bien la nueva señora de la casa. Pero llega un momento en que ocurre algo para lo que no estábamos preparados. A tal efecto debo decir que a mi me gustan los giros de guión, pero aquellos que tienen cierta inteligencia, no los que parece que el guionista se ha sacado de la chistera sin razón ni explicación ninguna para justificar lo injustificable. Pues eso, que no os desvelaré nada por si sois completistas y queréis haceros con toda la basura del cine de serie B que podáis y se os mete en la mollera conseguir esta Cat in the cage, pero ya os digo que esta semana tampoco os puedo recomendar su visión. A ver si estrenan pronto las últimas de James Bond, Black Widow o Wonder Woman en una sala comercial, que ya tengo ganas de butaca y palomitas.
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