viernes, 27 de septiembre de 2019

Black Sabbath – Never say die! (Warner Bros. records -1978)


Amigos, la grabación de Technical ecstasy en los Criteria sound studios de Miami había supuesto para Black Sabbath un agujero económico considerable, la banda estaba muy metida en drogas y alcohol, las ventas de sus álbumes estaban bajando, tenían deudas con el fisco estadounidense, se habían quedado sin manager –Ozzy, en su biografía, asegura que llegó un momento en el que Bill Ward atendía el teléfono– y las peleas estaban a la orden del día. Ese era el estado de la banda actualmente reverenciada y considerada una de las madres –si no LA madre– del heavy metal. Con Ozzy entrando y saliendo de instituciones psiquiátricas, el grupo tenía que editar YA otro disco para remontar su carrera. Y entonces falleció el padre del vocalista. Eso agravó todos sus problemas y propició que no tardase en abandonar a la banda, quienes contrataron a un tal Dave Walker para componer y grabar este Never say die! que hoy me ocupa. 


Por supuesto, Ozzy regresó al grupo. Nadie habló más del tema, se marcharon a Canadá por una cuestión de impuestos y regrabaron las partes trabajadas con Walker incluso reescribiendo algunos temas que ya estaban finalizados, pero la brecha entre Iommi y Osbourne era ya demasiado grande, tanto que dejaron de hablarse. Para el guitarrista, el disco fue un error y –aunque en la Gran Bretaña tuvo cierto éxito– un fracaso de ventas en los EEUU. Vamos, que el álbum con el dudoso honor de ser la última grabación de Ozzy con Black Sabbath antes de emprender su carrera en solitario era una mierda para todos los involucrados. Sin embargo –y sé que coincido con muchos seguidores de la banda–, a mi me gusta. Y no tengo claro si es porque me trago cualquier cosa que tenga esa voz, esos riffs o esas líneas de bajo o es que esos tipos eran geniales hasta a la hora de grabar basura. Sinceramente, opino que no es tan malo, si acaso algo irregular e incomprendido como su antecesor. Pero claro, también me encanta el Born again así que quizás no deberíais hacerme demasiado caso. Sea como sea, aquí tenéis otro de los vinilos que compré en Generation Records de New York City


Grabado en los Sound interchange studios de Toronto con producción de la banda –seguramente el ingeniero de sonido Dave Harris se ganó el cielo en esas sesiones–, los responsables del álbum fueron Ozzy Osbourne a las voces, Tony Iommi a la guitarra y coros, Geezer Butler al bajo y coros y Bill Ward a la batería, coros y voces en un tema. A los teclados, sin acreditar en la carátula, estaba el gran Don Airey

El track list que podemos encontrar es: 

A 
Never say die 
Johnny Blade 
Junior’s eyes 
A hard road 

B 
Shock wave 
Air dance 
Over to you 
Breakout 
Swinging the chain 


Se inicia la cara A y encontramos Never say die, un temazo enérgico y rápido que –pese a la negatividad que se cernía sobre el grupo– resulta alegre y positivo. Para nada tenemos ante nosotros una obra oscura y doom a lo Vol 4, lo que es de agradecer porque sino el resultado hubiese podido ser muy depresivo. Lo mismo sirve para una estupenda Johnny Blade y su inicio con teclados, que tiene un trabajo de guitarras interesante aunque ciertamente no suena al Iommi clásico. Junior’s eyes tiene un estribillo que me encanta y unas guitarras psicodélicas arropadas por las líneas de bajo de Butler que en el sonido siguen sin sonar a Iommi. De mis preferidas del disco también. Y la última de la cara es A hard road –mi copia es una primera edición norteamericana por lo que la mayoría de vosotros quizás la conozcáis como Hard road, que es como se llamó en Europa–, otro hard rock alegre en el que lo que más suena a Black Sabbath es la voz de Ozzy, precisamente quien estaba a punto de dejar de formar parte de la banda. Musicalmente me parece un hard blues rock psicodélico, si es que tal definición tiene algún sentido para vosotros. Vamos, una cosa rara. 


La cara B comienza con Shock wave, otra de esas canciones que nadie acostumbra a nombrar de los Sabbath y a mi me parece estupenda. El solo de Iommi ya es más en su estilo. Otra que fuera de toda lógica me parece fantástica es Air dance, con ese inicio thinlizzyano, la voz inconfundible de Ozzy, unas guitarras preciosas de Iommi que tocan varios estilos –incluso hay un momento jazzy que me recuerda a Frank Zappa–, todo ello con una base rítmica impagable a cargo de Butler y Ward y unas florituras de piano que le dan elegancia. Over to you tiene un inicio que me recuerda a UFO, lo que para nada es malo pero que da como resultado una canción poco sabbathiana. La que tampoco es sabbathiana –y además sobra del todo en el disco– es la instrumental Breakout, con esas trompetas y saxos. Olvidable a más no poder. Y cierra este Never say die! la extraña y algo anodina Swinging the chain, cantada por Bill Ward porque –harto de la dirección musical que Iommi pretendía dar a la banda–, Ozzy abandonó las sesiones de grabación. 

Aún así, el resultado general es muy aceptable si tomamos conciencia del momento que vivía la banda cuando entró en el estudio para grabar el álbum por lo que creo que hay que reivindicar más este trabajo. En el fondo y con todo lo dicho, es más Sabbath que Seventh Star, estaréis de acuerdo. Pues eso. 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com

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