Y mi segunda incursión en el ámbito cinematográfico es para Un paseo entre las tumbas, un oscuro thriller de intriga escrito y dirigido por Scott Frank. Basada en una novela de Lawrence Block, la película nos cuenta la existencia atormentada de Matt Scudder, expolicía neoyorquino alcohólico que trabaja sin licencia como detective privado. Cuando, por hacer un favor a un compañero de las reuniones en Alcohólicos Anónimos, sus servicios son requeridos por un traficante al que le han secuestrado y asesinado a la esposa, decide apartar sus prejuicios éticos para detener a los culpables del crimen.
Piltrafillas, ni el reparto –comenzando por un Liam Neeson que parece haber recogido el testigo de Bruce Willis en lo que a héroes maduros indestructibles se refiere-, ni el director, ni el argumento eran puntos a favor de que me decidiese a ver esta cinta. Sin embargo, las críticas que había podido leer eran –extrañamente, para una película que muy bien podía ser candidata a ser abocada a los circuitos de DVD- de lo más positivo. Y lo cierto es que el resultado es más que aceptable. Una historia bien construida, unos personajes creíbles, un argumento con los suficientes vericuetos para mantenerle a uno atento y ese leit motiv tan novelesco de la redención del antihéroe. Total, una recomendable película que algunos ya auguran como la primera de una nueva saga. Ahora que, al parecer, está a punto de estrenarse la tercera y última de la serie Taken, quizás Scudder sea el particular John McClane de Neeson que le asegure un sueldo durante varios años. Quien sabe.
Para los melómanos, atención a la versión melancólica del Black hole sun de los Soundgarden en los créditos finales a cargo de una tal Nouela Johnston.
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