sábado, 6 de octubre de 2012

Las leyes son como las mujeres...


Las leyes son como las mujeres, están para violarlas.

Esta barbaridad la dijo el exdiputado del Partido Popular de Galicia José Manuel Castelao, quien ha ocupado el cargo de presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior la friolera de dos días. En realidad, este iba a ser el segundo mandato de ese impresentable al frente de este órgano consultor ya que entre los años 1998 y 2002 ya desempeñó el cargo. Hombre de confianza de Alberto Núñez Feijoó, actual presidente de la Xunta de Galicia, el bueno de Castelao –responsable de un consejo que debe llevar a cabo estudios sobre los problemas que puedan afectar a la ciudadanía española en el exterior así como a formular recomendaciones en relación al particular, supongo que no se refiere a violaciones de compatriotas- ha dado al traste con cuatro años de vivir del cuento y chupar del bote –me gustaría conocer el sueldo que tenía- y ha presentado la dimisión, no sin antes decir que lo que exclamó lo dijo en un ámbito reducido y que es perfectamente aceptable ya que se basa en una expresión popular, además de añadir "Yo estoy completamente en contra de cualquier tipo de violación, soy un admirador educado y respetuoso de la mujer (...)”. Perdonadme si creéis que caigo en la demagogia, pero es como si uno dice que los Guardias Civiles ya sabían a lo que se exponían en el País Vasco y que estaban allí para ser asesinados por ETA y luego aclara que está en contra de la violencia y es un defensor de la Benemérita. Es más, creo incluso –aunque no tengo formación en Derecho- que la frase de Castelao podría ser considerada como algún tipo de inducción o exaltación de un delito. Lo que más me molesta es que Castelao haya dimitido, cuando era obligado que la ministra de Empleo y Seguridad Social, de quien depende el nombramiento libre y directo del presidente del Consejo que luego se ratifica en votación secreta –qué bien, luz y taquígrafos como siempre-, no haya sido la que le cesase fulminantemente al conocerse el dato. Fátima Báñez ha mostrado su disgusto con la boca pequeña, eso sí, pero ¿quién sabe?, a lo mejor es que en su casa siempre ha oído cosas como esa y las encuentra naturales. Ya se sabe que en las ideologías, además de las directrices políticas, van implícitos muchos comportamientos sociales.

5 comentarios:

ÁNGEL dijo...

Buen texto, King, ¿cómo no se puede estar de acuerdo con él? Oye, a lo mejor no es que estaba acostumbrada a escuchar eso en casa solamente, sino a sufrir esas violaciones y admitirlas como "sanas" y necesarias (como era mujer, lo entendía perfectamente). En fin, ¿ese señor no tiene madre o hermanas o hijas? ¡Qué cosas tiene mi novio!

King Piltrafilla dijo...

Madre, hermana, mujer... tiene de todo, es uno de sus argumentos para decir que por todo ello respeta mucho a la mujer... pero que las violen. Vaya mamarracho.

Anónimo dijo...

Es un exabrupto tan fuera de lugar que hace que no nos demos cuenta que también está diciendo que le parece bien que se violen las leyes. Las leyes están para cumplirlas o para cambiarlas si son injustas.

King Piltrafilla dijo...

Tiene usted toda la razón, pero... ¿no nos damos cuenta o es que en nuestro subconsciente aceptamos que sí se puedan violar las leyes?
Al final resultará que ese fantoche no es tan diferente a la mayoría. Bendito país.

Maxwell Clarck dijo...

“Toda sociedad que se abandona a las bondades del mesías de turno tras urnas de cristal, desoye su primera línea de defensa, es entonces cuando florecen virus que de no ser devorados convenientemente, la hacen morir en manos de cirujanos carniceros”
TJ. Tronken