domingo, 28 de junio de 2009

Día del orgullo Gay


Bueno amiguitos, por si no lo teníais apuntado en la agenda, os recordaré que este domingo se celebra la edición de este año del Día del orgullo Gay. Tengo que deciros que es una festividad que me llama la atención, aunque en negativo. En anteriores participaciones en el foro y en la web que precedió a este blog ya hablé de ello pero por si no lo sabéis os diré que es algo que no me parece correcto. Es decir, que opino que este tipo de exaltaciones de grupo -sean del tipo que sean-, en lugar de integrar lo que provocan es todo lo contrario, o sea, una autoexclusión. Y no soy el único que lo piensa. Me consta que hay infinidad de homosexuales que antes que gays se sienten personas y -esos sí- viven su sexualidad de una manera tan normal que ni se plantean ese tipo de exhibiciones. Pero bueno, que cada cual haga lo que quiera, evidentemente. Entonces -os preguntaréis vosotros-, ¿que hago hablando de ello año sí y año también?


Un par de posibles respuestas son a) porque me da la gana, que tiene las de ganar y b) para criticar a los homosexuales porque me caen mal, cosa que no es cierta en absoluto. Sin embargo, para explicar esta fijación que tengo por el tema, tampoco podemos obviar las declaraciones de voces malintencionadas que utilizan el foro de la Comunidad de los Piltrafillas para expresarse con total libertad y me acusan continuamente de tratar a menudo el tema como válvula de escape de una homosexualidad latente reprimida. Vaya tontería. A mi, que siempre me he creído un heterosexual con todas las de la ley -de adolescente ya me encantaban las tetas de Samantha Fox y no el paquete de Leif Garrett, por ejemplo- y ahora me dicen que soy un GAY. En fin, me lo han repetido tanto que me lo he acabado creyendo. Sí piltrafillas, si esa es la sensación que doy -he pensado-, será que es verdad. Así pues, hoy he decidido salir del armario. Claro que, cuando he visto lo que había dentro del primero que he mirado, me he dicho ¡y una mierda, yo no salgo! Así que me he metido dentro otra vez.


Y aquí sigo, en un espacioso Pax Vinstra de Ikea escribiendo estas líneas sobre el día este de marras en el que hay gente que se desnuda o se disfraza y se sube en carrozas muy llamativas y se da besos y grita... y es muy feliz, pero a quienes no me podré unir. Total, ¿de qué voy yo a sentirme orgulloso de nada, con lo marranos que son mis pensamientos, metido aquí con estas chicas tan dispuestas a amar a su prójimo?

Worship the King Piltrafilla

sábado, 27 de junio de 2009

Jeffrey T. Larson




Para terminar por hoy, presento a Jeffrey T. Larson, un pintor de Minnesota que estudió a los grandes maestros del impresionismo francés antes de dedicarse a crear unas obras muy marcadas por la luz y el costumbrismo típicamente norteamericano. Diréis que no tengo ni idea, pero yo advierto en su obra –incluso- ciertos detalles Sorollianos.

Mondo Topless





Y si hay quien critica o simplemente define a Meyer como el director de las tetas –una manera simplona de definir su particular arte-, en esta cinta de 1966 parece que hubiese querido dar la razón a sus detractores –o reírse de si mismo- con un pseudodocumental que puede resumirse como tetas, tetas y más tetas. Me refiero a Mondo Topless, la primera cinta en color del realizador norteamericano, una película que fue prohibida en algunos países y que explicaba a través del relato de unas pretendidas strippers su día a día desde un punto de vista muy sexual.




Lo cierto amiguitos es que hay poco que decir de esta película que comienza con unas imágenes que parecen subvencionadas por el Departamento de Turismo de San Francisco en las que vemos diversas tomas de la ciudad desde un coche conducido por una rubia de grandes pechos totalmente desnuda. No hay que ser demasiado listo para ver que Mondo Topless no va a ser precisamente un thriller ubicado en una –por ejemplo- comunidad Amish. Total, que a los cinco minutos de metraje, cuado ya tenemos ganas de ir a una agencia de viajes a pillar un billete para esa bonita ciudad llena de magníficos rincones y edificios, la voz en off nos traslada al mundo de las go-go girls y la pantalla se llena de bailarinas meneando sus enormes bustos en los más variados escenarios. Sí piltrafillas, el despiporre ha comenzado y eso que aún faltan más de 50 minutos de película.




Y no hay más amiguitos, eso es todo. Mondo Topless es una especie de jukebox visual y friki en la que la música, las voces de las chicas desgranando sus vivencias y las imágenes de tetas bailando ante nuestros ojos se unen para dar como resultado un regalo para los amantes de las ubres femeninas que, de tan excesivo, llega a empachar.

Motorpsycho (1965)







Piltrafillas, hace ya tiempo que descubrí la obra de Russ Meyer. En este espacio os he comentado su celebrada trilogía formada por Vixen, Supervixens y Up!, así como la divertida Cherry, Harry & Raquel o la impresionante Faster Pussycat! Kill! Kill!, la genial película que dirigió en 1965. Sin embargo, tenía ganas de ver y hablaros de otras obras de este personalísimo realizador. Pues bien, gracias a la ayuda del Tío Saín y XTReMe, piltrafillas solidarios de esta comunidad, llega a este blog Motorpsycho, la cinta que Meyer dirigió justo antes de la citada pussycat y en la que también actúa Haji, una actriz enigmática, mujer de impresionante figura y exóticas facciones que me tiene el corazón robado.




La película, rodada con poco presupuesto –los dos coches que aparecen son una cesión de un concesionario Toyota de Hollywood y la acción transcurre en medio del desierto con lo que el gasto en decorados también fue mínimo- nos cuenta como tres motoristas se dedican a violar o matar a toda mujer con la que se cruzan. Un punto friki de la cinta es ver como esos personajes no van montados en voluminosas Harley-Davidson, como sería de esperar, sino en unas motocicletas de lo más cutre. Total, que el tipo al que atacan en primera instancia es un panoli enamorado de la pesca que prefiere tirar la caña y mirar el agua antes de prestarle algo de atención a su escultural esposa, pero el segundo es un veterinario con más sangre en las venas que se dedicará a perseguir a los maleantes. En su camino recogerá a una mujer a la que también atacaron y dejaron tirada en el desierto después de asesinar a su marido y dispararle a ella misma dándola por muerta. En definitiva, buena banda sonora, grandes pechos, buena fotografía –los encuadres de Meyer siempre me han parecido, en general, soberbios-, violencia y cierto encanto redneck. Otra de esas cintas del bueno de Russ en las que uno siempre se queda con la sensación de que quien mejor se lo pasaba era él mismo.

Steve Erle





Le toca ahora a un tal Steve Erle, fotógrafo norteamericano que se dedica a la moda, la belleza y el retrato de celebridades. Es habitual del magazine Sports Illustrated y de los catálogos de la firma de lencería Fredericks of Hollywood.

Be a follower, woman.

Burkhard Henrichs




Este es Burkhard Henrichs, fotógrafo alemán que estudió en Essen comunicación visual y fotografía. A finales de los 80 recibe sus primeros encargos y se convierte en profesional freelance abriendo estudio en Düsseldorf, esa ciudad –me hago pesado con el tema, soy consciente de ello- junto a la que vive mi hermana. Actualmente Burkhard -que domina cuatro idiomas- se dedica a la moda, la belleza, los retratos y la publicidad.

Joanna Kustra




Ahora os hablaré de Joanna Kustra, fotógrafa polaca de la que tengo poca información pero que sé que se dedica a los editoriales de moda, belleza y a publicidad.

The Equalizer


Y ahora es momento de comentaros algo de una de esas series de televisión en las que el coche que utiliza el personaje forma parte de su imagen y no es un simple accesorio. Hoy os voy a hablar de The Equalizer, una serie norteamericana de la cadena CBS que se llevó a la pequeña pantalla durante la segunda mitad de los 80.



Personaje: Robert McCall, un antiguo agente secreto que utilizaba sus contactos y conocimientos especiales para ayudar a ciudadanos que se encontraban en problemas ante la maldad o falta de escrúpulos de diversos delincuentes. La serie fue acusada en diversas ocasiones de violenta, pero lo que a mi me resultaba chocante es que McCall –interpretado por el británico Edward Woodward, antiguo actor teatral especializado en Shakespeare- era capaz de participar en las luchas más cruentas sin despeinar un solo pelo, y eso que tenía casi 60 años. Sin embargo, debo admitir que me distraía bastante.
Coche: El vehículo de McCall era un Jaguar XJ de la serie III, automóvil de la antigua marca británica Jaguar Cars Ltd. que hoy es propiedad de la india Tata Motors –cosas de la crisis- y que tenía su origen en un modelo de 1968. La serie III salió al mercado a finales de los 70 y supuso un lavado de cara del modelo anterior a cargo del prestigioso Pininfarina. Durante toda su historia el XJ ha sido eminentemente un automóvil de lujo, y su producción –tras múltiples actualizaciones- se mantiene a día de hoy.

viernes, 26 de junio de 2009

Summertime

Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura


La Declaración de Derechos Humanos –ese documento que al parecer existe para que infinidad de gobiernos se lo pasen por el forro de las pelotas-, en su artículo 5º, expone que nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos y degradantes. Recordando este enunciado, el 12 de Diciembre de 1997 la Asamblea General de las Naciones Unidas –otro ejemplo de algo que sirve para bien poco- proclamó oficialmente el 26 de Junio como el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, con la esperanza de generar solidaridad hacia aquellos que sufren torturas y sus familiares, así como potenciar tratamientos y la rehabilitación de los mismos....
... siempre que las mencionadas víctimas de tortura deseen ser tratadas, rehabilitadas o necesiten que se las apoye o ayude, porque en este mundo hay gente muy rarita piltrafillas.

Vintage Ads


Publicidad de la buena, de la de hace años.

Ingo Klemm





Ingo Klemm es un fotógrafo de Düsseldorf un poco mayor que yo que lleva tomando instantáneas desde los quince años, aunque su principal actividad es la de desarrollador de Flash. Amiguitos, mi principal ocupación es aguantar que mis jefes me toquen las pelotas -figuradamente, aunque a veces me pregunto si no sería mejor que lo hiciesen literalmente- y ya me gustaría poder disponer de una válvula de escape como la que tiene el bueno de Ingo. Aún así no me puedo quejar, siempre me quedarán el blog y el foro.

Teenage Hooker became Killing Machine in Daehakroh







Amiguitos, ahora hace tiempo que no os comentaba ninguna pero durante una época os hablé a menudo de diversas obras de cineastas de Corea del Sur, realizadores reconocidos como Kim Ki-Duk (Bad Boy, La Isla, Samaritan Girl), Park Chan-Wook (Old Boy, Sympathy for Lady Vengeance, Soy un Cyborg y otras) o Bong Joon-Ho (The Host, Memories of Murder). Hoy regreso a la mencionada cinematografía, pero con una obra de un tal Nam Gee-Woong titulada Teenage Hooker became Killing Machine in Daehakroh. La película es una frikada en toda regla, un subproducto bizarro que sólo se ha exhibido comercialmente en Japón y Corea del Sur así como en algunos festivales a los que ha ido. Pero, ¿de qué va esta cinta de tan extenso y explícito título? Pues bien piltrafillas, la historia que este tal –desconocido por mi hasta el día de hoy- Nam Gee-Woong nos cuenta es la de una joven prostituta vestida de colegiala que le cuenta a su profesor –un tipo que, o es muy feo o tiene la cara de espuma- que está embarazada de él y que pretende dar a luz y dejar la vida que lleva. Evidentemente, el hombre no está dispuesto a ello y contrata a unos asesinos para quitarla de enmedio. Sin embargo, aunque la descuartizan, un misterioso científico la reconstruye y la convierte en robot asesino. La puta adolescente comenzará entonces la búsqueda de su profesor para saciar su hambre de venganza.




Como véis, la cinta no es que sea demasiado original, la fotografía es oscura, aunque saturada en ocasiones y está filmada ábusando del ojo de pez. Si le sumamos momentos como el del cliente fingiendo que viola a nuestra amiga protagonista mientras ella gime y cuenta el dinero, con música de big band de fondo o su posterior encuentro con el profesor, en el que acaban los dos en un callejón bailando música punk-rock os podréis hacer una ligera idea del tipo de film con el que me he topado hoy. En fin, recomendada sólo para megafreaks o estudiosos del cine asiático que estén obligados a tragarse lo que sea.