Esta semana, mi madre hubiese cumplido 83 años, de encontrarse entre nosotros. Sin embargo, en breve hará ya tres de su repentina ausencia. Los habituales del lugar sabréis que la he recordado ampliamente en este blog con la serie “Los singles de mami”, dedicada a su –en mi opinión y obviando la componente sentimental– pequeña pero muy interesante colección de vinilos de siete pulgadas. Pues bien, ha llegado el momento de cerrar este capítulo de mi vida con el que será el último vinilo de la serie. Y aunque parezca que el protagonista de hoy no tiene demasiada importancia musical –los discos más llamativos ya los reseñé al principio de la serie–, el tema principal que contiene tuvo un impacto mundial que aún perdura, al menos para las generaciones menos jóvenes. Así pues, aunque quizás no le interese a nadie, a mi me sirve perfectamente para el objetivo de la entrada, por lo que allá voy.
Como veis, el vinilo de hoy es un EP de la banda sonora original de la
película greco-británica Zorba, el griego, escrita, producida,
dirigida y montada por el dramaturgo y cineasta chipriota
Michael Cacoyannis. La película, que se rodó en Creta, tuvo como protagonistas a
Anthony Quinn, Alan Bates, Irene Papas y la actriz rusa
Lila Kédrova, que había debutado con el realizador
Juan Antonio Bardem en la cinta
hispano-francesa Calle Mayor. Y si la destaco sobre la gran
Irene Papas es porque
Kédrova se llevó uno de los
Oscar de esta película y el Tony, cuando el mismo
Cacoyannis llevó
Zorba, el griego al escenario en Broadway, con
Quinn y la rusa repitiendo
personajes.
Pero gran parte de la importancia de la película y –sobre todo– del vinilo que este viernes os traigo reside en la figura del compositor de su música, el griego Mikis Theodorakis. Nacido en la isla de Quíos, a muy poca distancia de la costa turca, es tan conocido por su faceta musical como por su militancia política. Y es que a los 17 años ya había dado su primer concierto en un coro de Trípoli –la de Grecia, no la libanesa o la libia– y se había alistado en las juventudes del partido de Ioannis Metaxas, de corte nacionalista y fascista. Claro que cuando Hitler atacó Grecia, Mikis se unió a la resistencia contra Italia y Alemania, ayudando a familias judías a escapar de las autoridades. De hecho, en 1943 fue detenido y torturado por las tropas de Mussolini.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, a mediados de los años 50 obtuvo una
beca que le permitió ir a París y estudiar en el conservatorio. Los años
siguientes alternó los estudios con la composición, estrenando un ballet en
el Covent Garden londinense y ganando un premio en Moscú por una
suite para piano y orquesta a la vez que escribía incansable obras
sinfónicas, de cámara y bandas sonoras llevando al compositor marsellés
Darius Milhaud a proponerle como
el mejor compositor europeo de la época. En los años 60 regresa a sus raíces
y se establece en Grecia iniciando una verdadera revolución musical,
acercando al gran público la poesía griega moderna gracias a composiciones
fuertemente influenciadas por la música tradicional y popular y creando la
Pequeña Orquesta Sinfónica de Atenas, con la que realiza numerosos
conciertos . Y en 1963, funda las Juventudes Lambrakis y es elegido
diputado por Izquierda Democrática Unida, la alianza entre miembros
del socialismo griego, el Partido Comunista y el ELAS, rama
militar del Frente Nacional de Liberación que había luchado contra la
ocupación griega por parte de los países del Eje y del que había formado
parte Mikis en su juventud.
Ese mismo año compuso la música para Zorba, el griego, de la que se editó en nuestro país el vinilo que hoy me ocupa y cuyo track list –por cierto, en la contraportada aparece listado en un orden erróneo– era el siguiente:
A
La danza de Zorba (Sirtaki)
Tema de Zorba, el griego
B
La vida sigue
Un pecado imperdonable
Musicalmente poco os puedo contar hoy de esta obra en la que el
buzuki es el gran protagonista. Evidentemente, no es mi estilo de
cabecera y además la selección me resulta de lo más cansina, en especial la
cara A –la más conocida–, que es la que tengo grabada a fuego en las
neuronas. Cosas de tener una edad. Sin embargo, hay que reconocer que como
composiciones musicales son estupendas y acercaron los sonidos tradicionales
de la música del país al gran público. De hecho, el sirtaki de
Zorba’s dance llegó a todos los
rincones del mundo y puso a Grecia de moda como destino turístico, ahí es
nada. Menos conocidas son las canciones de la cara B, aunque se muestran igual
de resultonas y le trasladan a uno a las playas cretenses. Con todo, de
Grecia prefiero a Sakis Tolis y
sus Rotting Christ.
En fin, que con esto finalizo mi homenaje a la pasión coleccionista de mi
madre. Seguro que alguno de sus singles o de las historias que me han
permitido contaros ha sido de vuestro interés. Y si no, pues qué le vamos a
hacer.
¡Feliz viernes!
@kingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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