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Finalizo el mes de julio –con lo lejos que parecía estar al comenzar el año– con el artista francés Guy Billout. Formado en la École des Arts Appliqués de Beaune, en los años 60 trabajó como diseñador en París para la agencia de publicidad Thibaud-Lintas antes de emigrar a los Estados Unidos e instalarse en Nueva York para iniciar una carrera como ilustrador. Sus trabajos se han podido ver en las páginas de varios libros infantiles y en publicaciones como Time, Life, Fortune, New York Magazine, Reader`s Digest, Esquire, Playboy, Vogue, Glamour y un largo etcétera.
Cruzo el ecuador de la semana con Pawel Mostowski, un fotógrafo de Opole, localidad al sur de Polonia a orillas del Oder, que se dedica al retrato, la moda y los reportajes de automovilismo así como a algunos trabajos en el mundo de la industria musical. Es un poco del montón, de esos que me sirven para llenar el blog pero sin un talento especial o distintivo. Lo siento Pawel.
Avanzo, no sin una ligera ansiedad, por la que es mi última semana de trabajo antes de las vacaciones, dedicando mi entrada de hoy a Valeria Kalabina, una fotógrafa afincada en Nueva York que trabaja en el ámbito del retrato, los reportajes de moda y maternidad y el boudoir.
Evidentemente, estoy en contra de la utilización con fines comerciales de mediocres obras gráficas creadas con inteligencia artificial como opción barata para ahorrarse pagar el trabajo de un artista o diseñador. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando un artista se vale de esas herramientas para llevar a cabo su trabajo? En ese caso –al igual que me pasaba hace años con los instrumentos de creación artística digital– tengo sentimientos encontrados, aunque no puedo negar que el resultado, cuando tras esas obras hay el talento de un artista, es muy atractivo. Y ese es el caso de las imágenes que salen de la imaginación de Carly Fridhandler, una directora artística de Montreal que trabaja para marcas como Adidas, Nivea, Walmart, Olay o Cirque du Soleil que mediante herramientas de inteligencia artificial explora otra faceta de su potencial creativo volcada en el mundo de la moda y colaborando con diversas publicaciones del ramo bajo el nombre de Scorpion Sorbet.
Completo las entradas de la semana con la artista suiza Seline Burn, una joven pintora figurativa que ya ha expuesto su obra desde Londres a Seúl, pasando por Turín, Helsinki o Basilea.
