domingo, 5 de julio de 2020

Las garras de Lorelei (1973)


Pues sí, el cine español regresa al blog, esta vez con la interesante Las garras de Lorelei, una cinta de fantaterror hispano dirigida y escrita por Amando de Ossorio –que ya se pasó por aquí hace unos años con su Serpiente de mar– y protagonizada por la barcelonesa Silvia Tortosa, Helga Liné y Tony Kendall, nombre artístico del italiano Luciano Stella. El argumento nos cuenta que una joven ha fallecido en una escuela de chicas ubicada en las afueras de un pueblo a orillas del Rin, por lo que sus responsables piden ayuda al alcalde para poner fin a lo que imaginan que se trata del ataque de un animal salvaje. Así es como envían a la institución a un cazador llamado Sigurd. La imagen del cazador, joven aunque con experiencia siguiendo a osos y jabalíes, es hilarante por lo irreal. Lleva un rifle y una especie de zurrón con flecos, pero con sus gafas de sol y outfit blanco y ajustado, más parece un playboy de la Costa Azul que otra cosa. Evidentemente, eso revolucionará a las alumnas –y no solo a ellas–, que en un principio parecerán más preocupadas por enamorar al cazador que por la alimaña que dicen que anda suelta por los alrededores. 


Sin embargo, no todos en el pueblo piensan que un animal el culpable, hay quien cree que se está cumpliendo la leyenda de Lorelei. Con la aparición de más muertes, Sigurd entrará en contacto con una enigmática mujer y un científico que estudia el mimetismo y las mutaciones celulares. Sin ser nada del otro mundo, Las garras de Lorelei es entretenida y mezcla a lo bestia lo que sería una película con monstruo entre slasher y giallesca con leyendas populares –lo de construir una trama alrededor de la historia de una sirena que enamoraba con sus cantos a los marineros del Rin para estrellar sus barcas contra los riscos está bien pero lo de la aparición del guardián del tesoro de los nibelungos ya es de traca–, leves toques de erotismo muy light y la aparición de un científico loco. La puesta en imágenes del argumento y las interpretaciones son aceptables y alguna escena hará ilusión a los amantes del gore, pese a la calidad algo básica de los efectos de maquillaje. En definitiva, otra muestra bastante recomendable del cine de género con vocación internacional que se hacía en nuestro país en los años 70. Por cierto, las garras a las que hace referencia el título me recuerdan las de la Criatura de la laguna negra, excepcional película de la que también os hable aqui.

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