domingo, 7 de abril de 2019

Forbidden zone (1980)


Viernes, 17 de abril. 
4:00 de la tarde. 
Venice, California. 

Huckleberry P. Jones, proxeneta local, traficante de narcóticos y señor de los bajos fondos, fue visto entrando en una casa deshabitada de su propiedad. Mientras escondía un poco de heroína en el sótano, se topó con una puerta misteriosa. Naturalmente, la atravesó... 

Piltrafillas, así comienza esta bizarra película titulada Forbidden zone, una comedia musical y de fantasía surrealista dirigida, producida y coescrita por Richard Elfman, fundador del grupo teatral y musical Mystic Knights of the Oingo Boingo y hermano del compositor Danny Elfman –autor de la música–, conocido por sus colaboraciones con Tim Burton en bandas sonoras como Sweeney Todd o Pesadilla antes de Navidad entre muchas otras, así como por ser el autor de la canción de The Simpsons. De hecho, cuando Richard dejó la banda para centrarse en el mundo del cine y decidió rodar esta película, Danny se convirtió en el líder del grupo acortando su nombre a un simple Oingo Boingo
Interpretada por Hervé Villechaize –que ya era mundialmente conocido por haber aparecido en El hombre de la pistola de oro de la saga de James Bond o protagonizar la serie de televisión Fantasy Island junto a Ricardo Montalbán–, Joe Spinelli –secundario de lujo en la saga El Padrino y en películas míticas como Taxi Driver o Rocky, entre tantas otras– o Susan Tyrrell, Forbidden zone pretendía capturar la esencia de las actuaciones de MKOB antes de su transición desde una teatralidad a lo Zappa a una música new-wave más centrada en las guitarras. 


La historia se inicia después de que Huckleberry P. Jones escapase de una realidad paralela, se llevase la heroína y vendiese su casa a los Hercules. Un día, Frenchy –Marie-Pascale Elfman, por entonces esposa del realizador– y Flash Hercules descubren gracias a su compañero de escuela Squeezit que en su sótano hay una puerta hacia la sexta dimensión por la que su hermano transexual desapareció. Tras una jornada –digamos complicada– en el instituto, Frenchy se va a casa y decide traspasar el umbral mágico, llegando a través de una especie de intestino hasta la mencionada sexta dimensión. Por cierto, a esas alturas ya llevamos dos números musicales con Frenchy de protagonista con un sonido muy años 20, entre cabaretero y edithpiaffero y con bailes incluidos por gentileza de Marie-Pascale, responsable también del diseño de producción de la cinta. 
En fin, amiguitos, una profesora de instituto armada con un subfusil Thompson, una rana mayordomo, un rey enano, una princesa en top-less o una cabeza con alas de gallina son sólo algunos de los personajes que forman está inclasificable película que no os dejará indiferentes. Y no os lo creeréis, pero este que os comenta y que –para que os hagáis una idea– no ha tocado La-la-land ni con un palo, ha disfrutado está película –si bien es cierto que con dos copazos de ron colombiano–, que me ha dejado en estado de shock. Ignoro si David Lee Roth y Pete Angelus vieron en su día esta cinta, pero no he podido dejar de pensar en sus vídeos de los 80 mientras asistía alucinado a los desvaríos de Elfman y sus MKOB
Filmada en blanco y negro –aunque casi veinte años después de su estreno se reeditó coloreada–, Forbidden zone resulta entretenida, poderosamente sorprendente –necesita de un par de visionados si se quieren advertir todos los detalles– y altamente recomendable. 

Y si bien su banda sonora no resulta tan pegadiza como otras obras de Danny Elfman, como bonus acompaño el tema de los créditos finales que sí se me ha quedado enganchado en el cerebro.

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