Hoy estreno mis reseñas con The Meg, una película que no engaña y ofrece justo lo que se espera de ella, una historia inverosímil con un valiente protagonista que no duda en arriesgar su vida ante una amenaza con forma de tiburón gigante. Dirigida por Jon Turteltaub –un realizador con una carrera más extensa en la televisión que en el cine– y protagonizada por Jason Statham, Li Bingbing, Cliff Curtis o Ruby Rose entre otros intérpretes, nos cuenta cómo un equipo de científicos financiado por un multimillonario, que busca en las profundidades oceánicas nuevas especies, sufre un accidente que provoca serios daños en su minisubmarino. Para salvar a los tres accidentados, el jefe del equipo manda localizar a Jonas Taylor, un antiguo buzo de rescate que se retiró del servicio tras otro accidente en el que, para salvar la mayor parte de la tripulación de un submarino, tuvo que dejar morir a dos hombres. Al principio, Jonas se niega a ayudar pero cuando se entera de que una de las accidentadas es su exesposa, acepta la misión.
Una vez en el lugar del accidente, Jonas consigue rescatar a parte del equipo pero abre una brecha en la termoclina por la que asciende a la superficie una criatura que se creía extinguida, el temible megalodón que da título a la cinta. Desde ese instante, el equipo de científicos, la pequeña hija de la doctora Suyin Zhang, el mecenas de la investigación y el propio Jonas se verán acosados por el monstruoso megalodón, contra el que tendrán que combatir sin ayuda externa para salvar sus vidas y las de los habitantes de la costa cercana. Lo dicho, amiguitos, The Meg es una película de serie B con esteroides, es decir, un argumento básico con un holgado presupuesto –se trata de una coproducción chino-estadounidense– que ha permitido un diseño de producción más cuidado y espectacular que en otras cintas de este tipo, además de la presencia de dos figuras –Statham y la actriz y cantante Li Bingbing, toda una estrella en su país– que aportan el carisma suficiente para convertir en un éxito esta cinta de segunda división. No obstante, se trata de una palomitera película de acción con interpretaciones mas que aceptables, en la que la tensión está bien transmitida, con buen ritmo y tan previsible como es de esperar aunque muy entretenida. Para pasar un buen rato sin pretensiones.
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