domingo, 28 de octubre de 2018

Mile 22 (2018)


Inicio mis entradas cinematográficas con Mile 22, una película de acción trepidante dirigida por el neoyorquino Peter Berg –realizador de Lone survivor, ya vista aquí– en una nueva colaboración con Mark Wahlberg, que últimamente ha protagonizado e incluso producido los estrenos de Berg. En esta ocasión, Mark ha estado acompañado por Iko Uwais –actor y deportista de artes marciales al que no conocía de nada y del que no tardaré en volveros a hablar–, Ronda Rousey –otra luchadora experta en artes marciales que alterna su deporte con el cine–, la televisiva matazombies Lauren Cohan y el gran John Malkovich, otro viejo conocido de Berg


El argumento nos cuenta cómo un desertor de la policía indonesia entrega en la embajada de los Estados Unidos en Yakarta un dispositivo con la localización de varios discos de cesio radiactivo repartidos por el mundo. Sin embargo, el fichero está protegido por un código que sólo él conoce y que comunicará cuando le saquen del país. Para dirigir la huida, el gobierno encarga la misión a un equipo secreto de operaciones encubiertas denominado Overwatch. El título de la cinta proviene de la distancia que hay entre la embajada y el punto de extracción en el aeropuerto. 


Piltrafillas, la verdad es que Mile 22 resulta entretenida si a uno le gusta el cine de acción sin tregua y violencia, pero tiene un argumento poco original y un desarrollo visto innumerables veces en otras tantas películas, con mayor o menor gracia. La dirección de escenas es pésima y la mayor parte de la acción –explosiones, disparos, peleas cuerpo a cuerpo o persecuciones– se expresa en un batiburrillo de imágenes que en lugar de transmitir fuerza resultan confusas en la mayoría de los casos. Por otra parte, Berg muestra sin recato las cartas de su manga desde el principio cuando podría haber buscado fórmulas para ocultarlas algo más inteligentemente. 


Por ello el desenlace, en lugar de sorprender, es bastante obvio y roba al espectador la pretendida sorpresa final. No obstante, ya os digo que –si sólo pedimos a la cinta pasar un rato de evasión– tampoco es que sea tan mala como he leído en la mayoría de críticas. Y es que ya os he dicho en otras ocasiones que hay siempre una película para cada momento y situación, que no todo debe ser La noche del cazador o Sed de mal. A destacar el trabajo de Cohan, muy creíble en su papel de madre con remordimientos y agente comprometida con el país.

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