domingo, 18 de diciembre de 2016

Vampirella


Piltrafillas, mi reseña de esta semana es para Vampirella, película de Jim Wynorski producida por el icónico Roger Corman que este año cumple el vigésimo aniversario de su rodaje. A estas alturas, supongo que todos conoceréis a este personaje de cómics creado por Forrest J. Ackerman cuyas aventuras fueron publicadas por Warren Publishing, editorial responsable de publicaciones míticas del cómic de terror como Creepy o Eerie. El argumento de la película –que difiere levemente de la historia original– nos cuenta como treinta siglos atrás, el pueblo Vampir del planeta Drakulon se alimenta de la sangre que fluye por sus ríos. Sin embargo, algunos rebeldes han comenzado a alimentarse de sus congéneres. El líder de este grupo, Vlad, acaba matando al jefe del clan de ancianos –padre de la joven Ella– y escapa hacia la Tierra, donde se propone crear una nueva raza. Ella decide vengarse y le persigue, aunque acaba cayendo en Marte. En nuestros días, una misión del transbordador espacial de la NASA en el planeta rojo se la encuentra accidentalmente y la saca de su letargo por lo que la joven puede llegar finalmente a nuestro planeta. Aquí, Ella la Vampir –ayudada por un chiquillo, atención al guiño, que se llama Forry Ackerman– adquirirá el nombre de Vampirella y se dedicará a buscar a Vlad para llevar a cabo su venganza y unirá sus fuerzas con una unidad paramilitar especial comandada por Adam Van Helsing, dedicada a atrapar vampiros que tiene su sede secreta en un sótano de Los Angeles. No tardarán en descubrir que Vlad se esconde en Las Vegas haciéndose pasar por un cantante de rock llamado Jaimie Blood. 


Amiguitos, no puedo hacer otra cosa que recomendaros desde ya mismo que os hagáis con esta Vampirella cutre y casposa. Paramilitares con cruces bordadas en sus gorras, efectos especiales de risa, interrogatorios en butacas tapizadas con ristras de ajos y explosiones o accidentes de coche peores que los vistos en la serie del Equipo-A hacen de esta película un subproducto infame que no puede perderse ningún amante del cine friki y low-cost. Además, está el aliciente de asistir a una nueva interpretación de Roger Daltrey que, todo hay que decirlo, tampoco lo hace tan mal. Quien para nada encaja en su papel es la modelo y actriz Talisa Soto –quien nació en Brooklyn apenas diez días después que yo– que de ninguna manera fue una buena elección para llevar a la pantalla la voluptuosidad de la vampira de Drakulon. En ese sentido, Wynorski –no sé si por su ineptitud o porque Corman quería un producto apto para todos los públicos– fracasa a la hora de llevar a la pantalla el erotismo de la obra original. Aún así, el resultado no deja de ser entretenido. 


Como bonus, os compaño sendas fotografías de Talisa Soto y Julie Strain –una vieja conocida de este blog– caracterizadas como Vampirella, para que podáis decidir si opináis como yo que la californiana hubiese sido una elección más acertada para interpretar ese papel. 

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