viernes, 2 de mayo de 2025

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)


Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne, conocido mundialmente como Ozzy. Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada. 
 
Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne, el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon, de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista. 
 


El tiempo pasa y los Sabbath continúan editando discos, aumentando su fama, sus adicciones y sus problemas internos. Tras la gira del Technical Ecstasy, Ozzy abandona la banda determinado a emprender una carrera en solitario al frente de su grupo Blizzard of Ozz junto al guitarrista, el bajista y el batería de Necromandus, una banda descubierta por Tony Iommi años atrás que finalmente no habían conseguido despegar. Pero la aventura no cuaja y Ozzy Osbourne regresa a Black Sabbath, quienes habían contratado incluso a un nuevo vocalista, obligando a sus compañeros a tirar a la basura todo cuanto habían compuesto y a comenzar de nuevo. Así las cosas, graban Never say die! y salen de gira para promocionarlo pero cuando toca componer para un nuevo disco, la situación ya es insostenible, con la banda en pleno abusando de la cocaína y el alcohol pero con Ozzy borracho continuamente e incapaz de pasar ni un segundo focalizado en la composición. Es cuanto necesita Iommi para tomar una decisión que hace tiempo que le ronda: Ozzy Osbourne es despedido. 
 

Y con Black Sabbath comenzando una nueva vida con Ronnie James Dio como vocalista, Ozzy entra en una espiral autodestructiva de la que le salvará Sharon, enviada por su padre a Los Angeles para cuidar de su nuevo fichaje. Y es que –algo que nunca hizo con los Sabbath, con quienes sólo ejerció de managerDon ha hecho firmar a Ozzy con su sello discográfico Jet Records. Lo que Arden no imagina es que Sharon acabará casándose con Ozzy, se convertirá en su manager y finalmente se lo acabará llevando de Jet a Epic. Pero eso será dos álbumes más tarde, tras diversos cambios de formación y una tragedia. 
 
Ahora tenemos a Ozzy Osbourne, al bajista Bob Daisley y a Randy Rhoads –joven y talentoso guitarrista que venía de Quiet Riot– componiendo lo que acabará siendo Blizzard of Ozz, título del primer álbum bajo el nombre de Ozzy Osbourne. Como teclista de estudio tienen a Don Airey y el line up se completa cuando llega proveniente de Uriah Heep el batería Lee Kerslake. Hay que decir que en ese momento, Sharon no se hablaba con su padre –quien no dudaba en enviarle emisarios armados para amedrentarla– y había fichado directamente a Rhoads por lo que ni Don Arden ni Jet Records tenían poder alguno sobre él. 
 


Y con el disco compuesto por completo, la banda se mete en los Ridge Farm studios con el productor Chris Tsangarides, que acaba siendo despedido por discrepancias con el grupo. Así, de la producción –aunque sin acreditar– se ocupa el ingeniero de sonido Max Norman, pese a que en la cubierta del disco se otorga esa función a los miembros de la banda. 
 
El álbum sale a la venta en otoño de 1980 en la Gran Bretaña y en la primavera del año siguiente en los Estados Unidos –aunque mi versión es una reedición española de 1987 ya con el grupo en Epic–, con portada del gran Fin Costello y el siguiente track list
 
A 
I don’t know 
Crazy train 
Goodbye to romance 
Dee 
Suicide solution 
 
B 
Mr. Crowley 
No bone movies 
Revelation (Mother Earth) 
Steal away (the night) 
 


Comienza el disco con la estupendísima I don’t know, en la que destacan la guitarra maravillosa de Rhoads, el bajo de Daisley y la personalísima voz del mad man. Me encanta ese interludio antes del solo, en el que –como a lo largo del disco– Randy se sale. Y con ese all aboard! loco gritado por Ozzy comienza la icónica Crazy train, una alerta al peligro de una III Guerra Mundial con un solo alucinante. Ambos temas son imprescindibles. Le sigue la delicada Goodbye to romance, con una letra inequívoca I say goodbye to romance, yeah, goodbye to friends escrita como despedida a sus excompañeros de Black Sabbath. Como todas las baladas de Ozzy es emocionante y su solo está cargado de sentimiento. Luego, Rhoads nos regala la instrumental acústica Dee, dedicada a su madre y que a punto estuvo de no ser incluida en el álbum –Don Arden decía que ese sonido rompía con el del resto del álbum– si no es porque Ozzy se empeñó en ello. Se trata de una joyita breve pero magistral. La primera cara finaliza con otro tema icónico, la controvertida Suicide solution que fue acusada de abogar por el suicidio y que en realidad alertaba de los peligros del abuso del alcohol. Su germen estaba en Force of habit, un tema que Rhoads había grabado con Quiet Riot y que –con una capa subyacente de teclados a cargo de Don Airey– tiene un desarrollo entre psicodélico y experimental. De hecho no tiene solo. Por cierto, Ozzy siempre explicaba que la letra se inspiraba en Bon Scott pero años después Daisley aseguró que el tema trataba directamente de Ozzy y sus adicciones al límite. 
 

Y si hasta ahora os he hablado de temas que han alcanzado el estatus de míticos, qué decir de Mr. Crowley y su fantástico inicio compuesto por Don Airey, al que oficialmente nunca se le reconoció más que una participación como músico de sesión en este disco. Los solos de Rhoads en esta canción deberían constar en un recopilatorio de composiciones y ejecuciones musicales de la historia de la música de todos los tiempos. Le sigue No bone movies, sobre la adicción a la pornografía, un tema que después de lo escuchado hasta el momento, resulta un tanto simple y falto de sentimiento. Revelation (Mother Earth) es un temazo que se inicia de forma delicada, con una tonada bucólica y que conforme avanza en su desarrollo –la solicitud de perdón a la Madre Tierra por los daños causados por la humanidad que nos llevan al desastre– va adquiriendo fuerza y crudeza. Es también otro de los temas en los que existe una contribución importantísima de Airey –autor de la emotiva composición al piano antes del solo final– que en su momento se ignoró. Igualmente es otro tema con un magnífico solo de Rhoads. Y casi enganchada a la anterior –más que nada por el abrupto final de aquella– encontramos a la rápida y enérgica Steal away(the night), que concluye el disco y que queda un poco eclipsada tras la fantástica muestra de sentimiento que la precede. 
 



Y hasta aquí. Quién iba a decirle a aquel joven cantante de Birmingham que la joven recepcionista que atendía el teléfono en la oficina de representación de su padre acabaría siendo la madre de varios de sus hijos y llevaría su carrera con mano de hierro hasta que –él con 76 años y ella con 72– le organizaría este 2025 un concierto de despedida en el estadio Villa Park de la ciudad que le vio nacer artísticamente. En fin, sirva esta entrada como humilde homenaje y desde aquí mi agradecimiento a Ozzy Osbourne y sus músicos por haberme proporcionado tantos buenos momentos musicales a lo largo de mi vida. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla 
 
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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