Hoy también os traigo al canadiense Yanick Déry, un profesional formado en el Collège d'enseignement general et professionnel du Vieux Montreal que debutó como fotógrafo de prensa cubriendo eventos deportivos y musicales y se ha convertido en una figura internacional del mundo de la moda y la publicidad.
sábado, 4 de enero de 2025
Yanick Déry
Hoy también os traigo al canadiense Yanick Déry, un profesional formado en el Collège d'enseignement general et professionnel du Vieux Montreal que debutó como fotógrafo de prensa cubriendo eventos deportivos y musicales y se ha convertido en una figura internacional del mundo de la moda y la publicidad.
viernes, 3 de enero de 2025
Micaiah Carter
Entro en un fin de semana en el que en el mejor de los casos recibiré calzoncillos, calcetines y colonia con el fotógrafo y realizador norteamericano Micaiah Carter, un profesional del mundo de la moda y el retrato que trabaja mayormente con modelos de raza negra y para clientes como Vogue, WSJ, The New York Times, Vanity Fair, GQ, Nike, Apple, Ralph Lauren o Valentino.
Black Sabbath – Forbidden (BMG, 2024)
Vaya por delante que no me gusta demasiado que las bandas regraben sus álbumes antiguos. Aunque desde el punto de vista del fan, escuchar una obra con mejor calidad musical y mayor destreza instrumental puede parecer atractivo, desde el punto de vista artístico se trata de una perversión. Es como si un autor literario volviese a escribir sus primeros libros porque ahora tiene más vocabulario y al estar en una editorial mejor, la calidad del papel del libro es superior o como si un pintor de retratos repitiese sus primeras obras porque ahora puede comprarse mejores óleos y pinceles y ha adquirido más talento a la hora de plasmar los claroscuros o el cabello humano en el lienzo. En el ámbito musical, Exodus, Sôber o Twisted Sister son varios y variados ejemplos de regrabaciones que en mi opinión no tienen razón de ser, aunque evidentemente, aunque sólo sea por una cuestión de avance técnico, el sonido pueda ser mejor. Ya no digamos si quien regraba el álbum ya no son los músicos originales –léanse los hermanos Cavalera con los primeros discos de Sepultura o Udo Dirkschneider con el Balls to the wall de Accept– lo que se convierte además en una enorme falta de respeto a los antiguos compañeros de banda. Sin embargo, las remezclas son otra cosa, las veo más como un acto de restauración, un lavado de cara que puedo tolerar... aunque también pienso que son del todo innecesarias. Igual de innecesario que el que me comprase este disco... aunque como no tenía el original, era una edición en bonito vinilo transparente y soy tontuno, me lo llevé como recuerdo de mi última visita a Londres.
Exacto, hoy os traigo la remezcla que el año pasado hizo el mismo Tony Iommi del Forbidden de Black Sabbath. Estéticamente es muy bonito y no se puede negar que la remezcla le da un pulido y un brillo que mejora el original, pero tampoco se trata de otro disco, no nos flipemos. Si os soy sincero, la verdad es que Forbidden nunca fue de mis obras preferidas de Iommi, más que nada porque nunca lo escuché demasiado. Mejor sin duda que el Born again en mi opinión, sin embargo carecía del carisma que el mítico Gillan imprimía a aquel álbum, obviando que en la formación estaban Ward y Butler. Le sumamos que la producción del Forbidden era de Ernie C, un tipo del ámbito del hip hop y el rap metal y el descontento de la propia banda por el resultado... y ya tenemos los mimbres para crear un disco maldito en el que nunca me había fijado demasiado y que cuando lo había escuchado no me provocaba las emociones de anteriores discos con Tony Martin que había disfrutado cientos de veces y que me sabía de memoria. No obstante, aunque Forbidden sea irregular, para nada es un disco malo. Ernie C –un enamorado del metal y el hip-hop natural de Compton que nunca en la vida hubiese imaginado producir un álbum de Black Sabbath– se ha expresado siempre orgulloso del disco y feliz por la experiencia. Cómo no. Sin embargo, Geezer Butler había abandonado a Iommi quejándose de una supuesta dejadez y una pérdida de calidad en sus composiciones y el mismo Iommi, que por lo que fuese no se involucró en la grabación del álbum, nunca se ha mostrado satisfecho del resultado. A su vez, Cozy Powell se enfadó a menudo con Ernie y Tony Martin –que ha aceptado que no estaba demasiado concentrado en aquella época– siempre ha dicho que el disco era una mierda y no entendía cómo a alguien le podía gustar. Con todo, en mi opinión se trata de un disco absolutamente reivindicable al que el abrillantado actual le aporta más riqueza.
Grabado entre los Parr Street studios de Liverpool y los angelinos Devonshire studios, con Tony Iommi a la guitarra, Tony Martin a las voces, Neil Murray al bajo, Cozy Powell a la batería, Geoff Nicholls a los teclados y con una portada original de Paul Sample que en esta edición de 2024 se ha usado con un ligero retoque de diseño, Forbidden contiene el siguiente track list:
A
The illusion of power
Get a grip
Can’t get close enough
Shaking off the chains
I won’t cry for you
B
Guilty as hell
Sick and tired
Rusty angels
Forbidden
Kiss of death
Y si algo queda claro es que el bruñido funciona. Desde el primer The illusion of power, se advierte una mayor nitidez y presencia de las guitarras, un sonido más épico y un tratamiento de la batería más grave. Lo que sigue chirriando es la participación de Ice T, que quizás queda bien en un disco de Megadeth pero aquí, al lado de Martin, como que no me pega. En Get a grip, un tema más directo y hardrockero, los cambios no me parecen tan apreciables, quizás porque tampoco hacía falta retocar tanto el tema. Le sigue Can’t get close enough, también con la cara lavada aunque no se puede cambiar esa manera de cantar de Tony Martin al principio que me recuerda a Kurt Cobain. Claro que después llega ese riff ochentero que le hace recordar a uno levemente que está escuchando Black Sabbath, al menos hasta el final del tema donde el tufillo grunge vuelve a aparecer. Contando con eso, la nueva mezcla aporta un poco más de fuzz a las guitarras y las voces adquieren un poco más de pompa, lo que convierte a esa especie de hard grunge en algo con aspiraciones a un doom épico en el que también resalta más el trabajo de Powell. En Shaking off the chains, la batería de Powell ya llevaba el peso del tema junto a un riff machacón que tenía momentos más acordes a los primeros Maiden que a los guitarrazos gruesos y tenebrosos marca de la casa. En la nueva mezcla, las guitarras aparecen más crudas y se le da más protagonismo al bajo. Y para terminar la cara, I won’t cry for you es la típica balada que Martin borda aunque en el original tenía una producción más plana y la remezcla le aporta un poco más de épica –bravo por ello– sin llegar a los sonidos de un Tyr, por ejemplo. Aún así, el solo es más Iommi, las voces están más resaltadas y el ambiente general es más hard doom que en 1995.
Ya en la segunda cara, Guilty as hell era otro tema muy Sabbath noventero aunque breve –de hecho era el de menor duración del álbum– que necesitaba poco para darle un pelín de brillo. La batería de Powell sigue ahí con un sonido más limpio y las guitarras aparecen un poco más rasposas. Luego encontramos Sick and tired, que tiene el mismo tratamiento, donde los teclados se advierten claramente y no quedan sepultados por el resto de instrumentos. Me encanta el trabajo de Powell y tiene una sonido general que me gusta mucho aunque me parece un tema poco sabbathiano. Y aún menos típicamente Sabbath era la siguiente Rusty angels, un estupendo tema, enérgico y con mucho ritmo al que tampoco le advierto demasiados cambios aparte del pulido general y el sonido de la parte previa al solo y el final de la canción. Le llega el turno al tema título, un Forbidden que es otro ejemplo de que cuando algo ya está bien, no hace falta tocarlo. Me hubiese gustado más con un sonido más épico pero el trabajo a las voces de Martin es muy bueno, igual que la dupla Powell-Murray y las guitarras de Iommi. Con el lavado de cara ha quedado genial. Finaliza el álbum con Kiss of death, el más extenso con sus más de seis minutos, otro temazo con el estilo característico de Martin y ese sonido grueso de las guitarras de Iommi que con la remezcla ha ganado fuerza y nitidez de cada uno de los instrumentos aunque –por suerte– no ha variado su esencia y ambientación.
En fin, un disco que gana con cada escucha, que debe afrontarse sin
prejuicios y apreciarse según corresponde. No en vano, contiene los enormes
riffs de Iommi y la
enorme voz de Martin, sin olvidar el magnífico trabajo a las baquetas del mítico
Powell. Resumiendo: un vinilo reivindicable, bonito y con sonido del siglo XXI...
a lo mejor no fue tan mala idea gastarme ese puñado de libras en
él.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
jueves, 2 de enero de 2025
miércoles, 1 de enero de 2025
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