domingo, 14 de mayo de 2023

Barcelona sur (1981)


La reseña de este domingo es para Barcelona sur, una película dirigida y coescrita por el realizador catalán Jordi Cadena basada en un argumento de su autoría que cuenta con la participación de Marta Molins, Alma Muriel, el inquietante Ángel Jové –actor fetiche del desaparecido Bigas Luna– y colaboraciones de Carles Velat, Paca Gabaldón, Carme Elías, Juanjo Puigcorbé, Alfred Luchetti y el madrileño José Luis Manzano en su segundo papel en el cine y el único en la gran pantalla que no interpretó a las órdenes de Eloy de la Iglesia. La acción –es un decir– tiene lugar en Barcelona, cuando la Gumer sale de prisión tras 14 meses por culpa del Rafa y se encuentra de nuevo con su amiga Charo. Además de buscar venganza, Gumer pretende formar una banda de mujeres para no depender de los hombres y quiere convencer a su amiga de que la acompañe en ese sueño y abandone la prostitución. Pero Charo está enamorada de Toni, su chulo, y es reacia a ello. Sin embargo, cuando Charo parece que está decidida a cambiar de vida y le cuenta a su amiga que va a participar en un golpe con un botín de 20 kilos de heroína y con su parte podrá abandonar su profesión, Gumer ve la ocasión para llevarse toda la droga y establecerse por su cuenta con su banda femenina. 
 

La película es un retrato de los bajos fondos de una Barcelona ochentera, preolímpica, cutre, nada cosmopolita pero a la que encuentro cierto atractivo revestido de nostalgia, aunque en ese tiempo no se podía caminar tranquilo por algunas zonas de la ciudad. Sin embargo, aquí está fotografiada bastante colorida y nos muestra que la ciudad no era tan gris. Y además sale el Pokin’s –sólo me entenderán los barceloneses que pasen la cincuentena–, emblemática hamburguesería de estilo americano y un lugar icónico de aquella Barcelona, que desapareció en los 90 precisamente por la llegada de los McDonald’s y los Burger King a los que homenajeaba. Barcelona sur, por época y temática, podría parecer que es una muestra más de lo que se dio en llamar cine quinqui, pero nada más lejos de la realidad. El guión es más una historia de empoderamiento feminista a lo Thelma & Louise
 

De hecho, es una película de crímenes sin atracos, sin navajeros, sin policías, sin acción, sin tensión y casi sin sangre, sólo con unas pobres diablas jugando a ser malas en un estanque de pirañas. Pese a todo, quizás porque no deja de ser entretenida, porque en cierta manera es un cine quinqui que se aleja de la estética del género y –sobre todo– porque transcurre en mi ciudad, me parece recomendable. Lo que me sobra bastante son las actuaciones musicales de la hermana de Gumer y esas imágenes de danza, por cierto coreografiadas por una jovencísima Silvia Munt a la que también se puede ver entre las bailarinas.

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