lunes, 13 de marzo de 2023

Istanbul (Kisim 8)


Y si el día anterior habíamos salido del Cuerno de Oro en dirección al Mar de Mármara para conocer Kadiköy, este mediodía nos disponíamos a subir por el Bósforo hasta Ortaköy. Su moderna mezquita neobarroca del siglo XIX es una pequeña joya que no podéis perderos si visitáis la ciudad. Y ya que os adjunto la fotografía de un perro tumbado a la bartola, deciros que –obviando una historia de exterminio y masacre de cánidos muy triste– en la actualidad deambulan a sus anchas por las calles de Estambul unos 100.000 perros de tamaño considerable, así como más de 125.000 gatos, todos alimentados y cuidados por la vecindad. Los unos por ser considerados impuros por el Islam y los segundos por todo lo contrario. 
 

En fin, que tras dar cuenta de un delicioso Iskender Kebab que acompañé de unos estooo... nachos turcos –cosas de la globalización–, emprendimos camino hacia el Palacio de Dolmabahçe, habitado por los seis últimos sultanes y un califa del Imperio Otomano. Incluso tras la instauración de la República, Kemal Atatürk residió 4 años en el palacio. Lo único malo de la visita es que, con un precio sin guía de 22,50 euros y encontrándose en parte restaurándose –actualmente la parte de la escalinata interior–, está prohibido hacer fotos de las estancias de palacio, el más grande de Turquía con su mezcla de estilo otomano, rococó, barroco y neoclásico. De hecho, la de la lámpara provocó la primera y única advertencia que recibí. Digamos que Turquía no se caracteriza por ser un país en el que se pueda jugar demasiado con la autoridad. Respecto al edificio, en mi opinión destacan unos enormes baños de la segunda planta donde paredes, suelos y techos son de mármol labrado y el impresionante salón de actos del trono, una estancia impresionantemente decorada y de apariencia catedralicia. 
 

Total, que después de pasear por los jardines y hacernos unos cuantos selfies, emprendimos el camino de regreso al hotel para lo que cruzamos de nuevo el Puente de Gálata donde seguían apostados tras sus cañas los habituales pescadores del lugar y recorrimos las atestadas calles de Eminönü antes de comprar un par de cajas de Delicias Turcas y dar cuenta de nuestra última cena en la ciudad, justo en el momento en que –por suerte para nosotros– hizo acto de presencia la lluvia por primera vez en esos tres días. 
 

Y de esta manera finalizó nuestra escapada marcera de aniversario de boda. Como siempre, espero que os hayan gustado mis fotografías y que os hayan servido de inspiración si decidís visitar Estambul. Será una sabia decisión porque en verdad se trata de un destino sorprendente y muy interesante. Ni yo me lo esperaba.
 

2 comentarios:

ÁNGEL dijo...

A mí me encantó.... hace ya unos cuantos años. Comenzamos en la Capadocia (y no, no subimos en globo porque había que levantarse a las cuatro de la mañana) y nos fuimos acercando hasta Estambul, pasando antes por Pamukkle, Éfeso y otras poblaciones que ya he olvidado. Fue un viaje muy lindo y no fue muy caro.

King Piltrafilla dijo...

Ya te digo que tenía reparos y he vuelto encantado. Muy recomendable.