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3 from hell (2019)
Sí, amiguitos, Rob Zombie lo ha vuelto a hacer. Y eso que desde ahora os digo que 3 from hell no es que sea un peliculón, pero tiene calidad y es más de lo mismo en el universo iniciado por la estupenda House of 1000 corpses que tuvo su secuela en la formidable The devil’s reject. Precisamente esta última había supuesto un digno colofón a la execrable vida de Otis, Baby y Captain Spaulding pero –ignoro si ya tenía la idea en mente cuando masacró a dichos personajes en la última escena de la mencionada cinta o se le ocurrió años después–, Zombie decidió dar una nueva vuelta de tuerca y salvar de la muerte a sus “retoños” para mostrarnos otra de sus violentas e inhumanas aventuras. Así pues, escrita, dirigida y coproducida por Rob Zombie, esta 3 from hell vuelve a contar con Sheri Moon Zombie, Bill Moseley, Sid Haig en la que sería su última aparición ante las cámaras antes de fallecer y el no menos inquietante Richard Brake –que ya había hecho un papelón en 31, la anterior cinta de Zombie de la que os hablé aquí– como Winslow Foxworth Coltrane.
La historia que se nos cuenta esta vez es nuevamente la de esa familia de psicópatas, que pese a ser heridos gravemente por la policía, logran salvar sus vidas y son encarcelados.
Diez años más tarde, Captain Spaulding es ajusticiado y Otis es enviado a realizar trabajos forzosos mientras espera así mismo su ejecución. Sin embargo, logrará escapar gracias a un tal Winslow Foxworth –en realidad, Zombie tuvo que idear a ese personaje para suplir la imposibilidad de Haig de rodar la película completa debido a su grave estado de salud– y tras dejar a su paso un reguero de cadáveres, secuestrarán ambos a la familia del alcaide Harper con el objeto de obligar a este a sacar a Baby Firefly de prisión. La intención de Otis es dirigirse a México y quien sabe si comenzar una nueva vida. Pero el destino no se lo pondrá fácil, ni al trío de asesinos ni a los pobres desgraciados que se crucen con ellos. 3 from hell tiene una fotografía llena de colores saturados giallescos, ocres y profusión de primeros planos grasientos y es una mezcla de feísmo, sangre, sexo, violencia malsana tan extrema como gratuita y estética ochentera, envuelta en el imaginario habitual de Zombie que tanto nos gusta a algunos. Denostada por parte de la crítica –no es un peliculón, eso ya os lo he dicho antes, pero a mi me ha gustado mucho–, la verdad es que es todo cuanto podemos esperar del realizador y de esta familia de degenerados que tanto juego dan en pantalla. Llena de referencias cinéfilas, encontramos frases sacadas del Mago de Oz –Ding-dong, the bitch is dead!–, un Jolly Chimp como el del póster de Monkey shines de George A. Romero e incluso autorreferencias, como ese traje blanco y máscara de luchador de los Satanes Negros que remiten al Superbeasto del propio Zombie (comentada aquí). Si a todo eso le sumamos un soundtrack con Iron Butterfly, Suzi Quatro o James Gang, el resultado no puede ser otra cosa que satisfactorio.
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