lunes, 31 de octubre de 2016
domingo, 30 de octubre de 2016
Aykut Aydogdu
La última entrada del fin de semana va para Aykut Aydogdu, un ilustrador digital freelance afincado en Estambul que utiliza elementos del dibujo tradicional, el cómic, la ilustración con tinta china o la pintura al óleo, pero utilizando únicamente Photoshop y una tablet Wacom Cintiq. Los resultados son espectaculares.
Doctor Strange
Pues sí, piltrafillas, como ya sabéis algunos, ayer me fui al cine a ver con mi hija Doctor Strange –nada de Doctor Extraño, iletrados–, la última entrega del universo Marvel mientras esperamos las nuevas apariciones en pantalla grande de Lobezno, los Guardianes de la galaxia o Thor. La verdad es que, pese a ser en mi adolescencia un lector de varias colecciones de la citada editorial –sobre todo Daredevil, Iron Man, La Masa, los Vengadores o Spiderman–, nunca me consideré un conocedor de su vasto universo por lo que debo admitir que Stephen Strange nunca estuvo entre los personajes de los que seguí sus aventuras. Es más, sus orígenes eran del todo desconocidos para mi hasta que he visto esta película. Dirigida por Scott Derrickson, Doctor Strange nos cuenta la historia de un reputado y engreído neurocirujano millonario que a causa de un accidente pierde buena parte de la sensibilidad de sus manos, lo que le inhabilita para proseguir con su carrera. Tras numerosas operaciones y al ver que la medicina tradicional que él mismo representa es del todo inútil para curarle, Strange busca en una comunidad remota de Kathmandú los conocimientos místicos que puedan ayudarle. Pero conforme vaya alcanzando unas extraordinarias habilidades místicas, Strange también será consciente de unos peligros que amenazan a la humanidad de los que era un completo desconocedor. Entonces tendrá que escoger entre utilizar la magia para recuperarse físicamente y regresar a su vida de lujos y reconocimiento o valerse de sus nuevos poderes para defender el planeta.
Sinceramente amiguitos, ese argumento de caída a los infiernos y redención es bastante simple y tiene más años que el sol, habiéndose utilizado en numerosas novelas y películas a lo largo de la historia. Y si sumamos eso a mi desapego por el personaje y a que las historias de habilidades místicas me resultan de lo más aburrido, podríais pensar que de ninguna manera os recomendaré una cinta que basa en unos extraordinarios efectos especiales la mayor parte del espectáculo que ofrece. Sin embargo, quizás por esto último, los productores tuvieron el acierto de escoger actores de la talla de Benedict Cumberbatch, Tilda Swinton, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen o Chiwetel Ejiofor para interpretar los papeles protagonistas. Y ahí –además del apartado técnico– radica el punto fuerte de esta Doctor Strange que resulta muy atractiva. Cumberbatch hace del mago de la capa como si interpretase a Shakespeare, McAdams resulta creíble a más no poder –lo mismo que Ejiofor y el malo malísimo Mikkelsen– y Swinton aporta su elegancia al personaje de El anciano –aquí La anciana– con convicción. Por todo ello, por el humor al que Marvel nos tiene acostumbrados en sus películas, que salpica de tanto en tanto la trama como para indicarnos que pese a la pretendida profundidad de los guiones y el dinero invertido tan sólo se trata de adaptaciones de cómics, y por lo entretenido de las dos horas de cinta que para nada se me hicieron largas aún no siendo –insisto– un amante del género de los poderes místicos, debo recomendaros su difrute. Por cierto, si aún no habéis ido a verla y sois seguidores de las sagas Marvel, sabréis que no debéis iros hasta que finalicen los títulos de crédito. Y no me refiero a los primeros. Os tenéis que quedar hasta el final, cuando irrespetuosamente la sala ha abierto sus luces y los empleados de la limpieza están ya haciendo su trabajo aunque algunos frikis como este que os escribe sigan atentos a la lista de iluminadores, carpinteros... y a la verdadera última escena, marca de la casa. Lo dicho amiguitos, un estupendo divertimento más en el que –cómo no– aparece el orgulloso padre de esta gran máquina de hacer dinero, Stan Lee.
Nihonno Eiga (Actualizado)
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Alone in the night aquí
As the gods will aquí
Azumi aquí
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Female prisoner #701: Scorpion aquí
Female teacher hunting aquí
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Girls rebel force of competitive swimmers aquíGodzilla vs. Mechagodzilla aquí
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Terrifying girls’ high school: Animal courage aquí
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Yatterman aquí
Zombie ass: Toilet of the dead aquí
Erotikkuna Kankei
Mi primera reseña de hoy es para Erotikkuna Kankei, del realizador Kôji Wakamatsu, un tipo del que sólo os puedo decir que se llama como el conductor de Mazinger Z. La cinta, de inicios de los 90, tiene un comienzo algo surrealista –es japonesa, tenemos que estar abiertos a todo–, con una portavoz del gobierno anunciando que la película es un plagio de la obra de un novelista francés, expresando su deseo de que Cannes no la preseleccione para el festival y afirmando que el presidente Miterrand esta llorando de rabia, mientras se dirige a los espectadores diciéndoles que espera que abandonen la proyección antes de exclamar un ¡Viva Francia, gloria a Francia!. En fin, que el argumento que se nos presenta tras ese comienzo grotesco es la historia de Kishin y Rie, el dueño y la joven empleada de la agencia parisina de detectives Kishin Shinoyama –nombre que es un homenaje al reputado fotógrafo nipón conocido por sus retratos en blanco y negro llenos de sensualidad, una mezcla de Helmut Newton, Robert Mapplethorpe y Nobuyoshi Araki– que a causa de la falta de trabajo están al borde de la quiebra y se dedican también a hacer de guías para los autobuses de turistas que visitan la capital gala. Su suerte parece cambiar cuando les contrata un hombre misterioso llamado Okuyama –el estupendo Takeshi Kitano en un pequeño aunque importante papel– para que vigilen a su amante, una francesa llamada Loren, que él cree que le está engañando. Lo cierto es que tiene toda la razón porque resulta que Loren es también la amante de un jefe mafioso, entre otros hombres.
Joachim Müller-Ruchholtz
Le toca ahora al alemán Joachim Müller-Ruchholtz, un fotógrafo establecido en Londres, desde donde trabaja para publicaciones como L’Officiel, Vogue, Harper’s Bazaar, Interview o Wallpaper.
sábado, 29 de octubre de 2016
Rick Melton
Y me despido por hoy con el ilustrador británico Rick Melton, un artista que –si nos creemos lo que cuenta de él mismo– estuvo cuarenta años sirviendo platos y bebidas de calidad ínfima en su restaurante hasta que se decidió por venderlo a alguien que supiese cocinar y se compró el Corel Painter que, según afirma, era demasiado tonto para entender como utilizarlo. Así que adquirió una caja de pinturas y se empapó de vídeos tutoriales hasta que fue contratado por el magazine The Dark Side para crear sus portadas. Ese fue el inicio de una segunda carrera que lo ha convertido en todo un exponente de la ilustración de obras dedicadas al cine de exploitation clásico que tanto me gusta, creando trabajos cargados de erotismo, violencia, sangre y horror.