domingo, 5 de noviembre de 2017

Baby driver (2017)


Mi segunda reseña es para Baby driver, una película –eso pensaba yo cuando decidí verla– de atracos y persecuciones automovilísticas. Pero no es del todo cierto, veréis. Escrita y dirigida por el británico Edgar Wright y protagonizada –entre otros– por Ansel Elgort, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm y un Kevin Spacey en el que podría ser el último papel de su carrera en mucho tiempo, se puede resumir como la historia de un chico metido en problemas que cuando quiere volver al buen camino no puede hacerlo y se ve obligado a pagar un precio antes de disfrutar de la vida junto a su gran amor. En la escena inicial se ve a un chaval al volante de un Subaru, esperando a que unos atracadores hagan su trabajo mientras escucha música en sus auriculares y la tararea casi ajeno a todo. Luego la huida, una persecución policial bien resuelta aunque nada del otro mundo. Títulos de crédito con Harlem shuffle –la original de Bob & Earl, no la de los Stones que me gusta más– y el chaval caminando por la calle canturreando y bailando a lo musical de los 50. Asistimos entonces al reparto del botín y nos vamos enterando de que el chico no está en eso por gusto sino para pagar un error, que padece de acúfenos y que es un friki de los sonidos loco por la música que arrastra un trauma infantil. 


No llevo ni veinte minutos de película y ya me estoy arrepintiendo de haberla escogido para pasar el rato. La música sigue siendo estupenda pero me resulta muy cansino escucharla con el tal Baby canturreando como si hiciese playback. Tono de comedia con chistes malos –no os daré más detalles pero el de las máscaras de Mike Myers es de juzgado de guardia– y nueva huida, primero en Chevrolet Avalanche y luego en un Saturn ¿Habéis jugado alguna vez al Need for speed en modo huida de la policía?, pues lo mismo. Total, que enamorado de una camarera, el chaval intenta dejar el mundo de la delincuencia pero su jefe –un zumbado que habla haciendo rimas– no tiene intención de dejarlo escapar. Su valía como conductor es demasiado alta y lo necesita para un nuevo golpe por lo que con coacciones le obliga a sentarse de nuevo en el sitio del conductor. En fin, que si podéis sobrevivir a la primera media hora y pasar ese punto de no retorno sin pulsar el stop, seguramente os ocurra como a mi y os acabéis de meter en un argumento entretenido pero más visto que el TBO. Al final, pese a ser una película menor para pasar el rato y olvidar, el resultado general no está del todo mal y en la banda sonora encontramos calidad de la talla de Jonathan Richman, Beach Boys, The Damned, Steve Miller Band, Queen, Barry White o Focus.

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