domingo, 26 de octubre de 2014

Ongaku


Ongaku (おんがく) = Música 

Y ya que estaba, he escogido Ongaku para daros cuenta de ella en este domingo de sesión doble de cine nipón. La película, dirigida y escrita por Yasuzô Masamura recogiendo lo narrado por Yukio Mishima en su novela homónima, comienza con una tal Reiko, quien se encuentra en la consulta de un psicólogo explicándole que no tiene hambre –al contrario, la sola idea de comer le provoca náuseas- y es incapaz de escuchar la música cuando esta suena por la radio o mientras ve la televisión. La joven había llegado a pensar que estaba embarazada –tiene relaciones desde hace un año con Ryuichi, un compañero de trabajo-, pero ya ha visitado a su ginecólogo y después de hacerle diversas pruebas, su conclusión ha sido negativa. Reiko es una chica de campo. Hace años, su familia llegó a un acuerdo con otra y le consiguió un novio mucho mayor que ella cuando sólo era una niña. Ese hombre la violó, tras lo cual Reiko huyó de su pueblo y se trasladó a estudiar a Tokyo. Al licenciarse entró a trabajar en su actual empresa y nunca regresó. Ahora, Ryuichi no sabe nada de todo ello. Reiko quiere casarse con él y piensa que si se lo cuenta la abandonará. Sin embargo, el psicólogo no está seguro de si su problema está causado por la negación de ese episodio por lo que pide a Reiko que inicie tratamiento con él. Pero llegado el momento de la segunda sesión, Reiko telefonea al psicólogo y le cuenta que quiere dejarlo, que desde que habló con él le da asco incluso tocar la comida y es incapaz de comer sin vomitarlo todo. Sin embargo, este la convence diciéndole que estaría muy contento de volverla a ver. Cuando se encuentran, Reiko le confiesa que le mintió y que lo que en realidad le ocurre es que sufre de ausencia de deseo sexual, algo que está poniendo en peligro su relación con Ryuichi, de quien afirma estar profundamente enamorada. Así pues, suplica al psicólogo que la cure. 


En fin piltrafillas, Ongaku es una recomendable película de atmósfera opresiva en la que la protagonista abre su mente enferma ante nosotros para mostrarnos sus traumas mientras utiliza la mentira para ocultar sus miedos y nos habla de castración, el rechazo al sexo, el incesto o la muerte.. y la música como poética alegoría del placer orgásmico. En resumen, con una estupenda fotografía, oscura en ocasiones –las sesiones con el psicólogo transcurren en penumbra- y colorista en otras –como el color del vestido Reiko de niña, las cartulinas, el cielo de papel o la sangre-, así como un buenísimo trabajo de Noriko Kurosawa y del resto del reparto caracterizan esta especie de thriller psicológico, una adaptación de la novela que al parecer es bastante cuidadosa con el original, aunque del controvertido escritor sólo he leído Kinkakuji –cuando en los 90, después de mis viajes a Japón, me dio por leer a , Kawabata y Mishima- por lo que no os lo puedo corroborar. Recomendada para amantes del cine japonés, todo aquel que disfrute con argumentos protagonizados por seres mentalmente inestables y seguidores del gore, la acción y la caspa erótico-festiva que de tanto en tanto gusten de variar de género.

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