domingo, 29 de diciembre de 2013

Out of the furnace


Y la última reseña cinematográfica del año va para Out of the furnace, una película norteamericana dirigida por el realizador Scott Cooper que aún no ha sido estrenada en nuestro país y que, desde ya, os recomiendo que veáis a la primera oportunidad que se os presente. El argumento nos cuenta la vida de Russell Baze, trabajador en una acería de North Braddock –depauperado suburbio del condado de Allegheny, a pocos kilómetros de Pittsburg y en pleno cinturón industrial del acero y el carbón- y su hermano Rodney, que disfruta de un permiso como soldado destinado en Irak y que en su contínua búsqueda de una vida mejor lejos de su hogar no ha parado de endeudarse, por lo que su hermano mayor tendrá que sacarle las castañas del fuego. Sin embargo, a causa de un desgraciado accidente, Russell será acusado de homicidio y encarcelado. Al salir de prisión, su padre habrá fallecido, su novia se habrá ido con el jefe de la Policía y tendrá que rehacer su vida recuperando su trabajo en la acería. Sin embargo, Rodney volverá a meterse en líos y esta vez su hermano no podrá hacer nada por él. A partir de entonces, Russell tendrá que escoger entre dejar que las autoridades hagan su trabajo o hacer justicia. 


Se trata de una película coral en la que el protagonista principal –si atendemos al total de minutos en pantalla- es Christian Bale, pero que comparte el peso de la historia con un estupendo Casey Affleck. En el reparto nos encontramos también con la presencia -por orden de importancia decreciente- de Willem Dafoe, Forest Whitaker o Zoe Saldana aunque quién brilla a lo grande –desde el inicio de la cinta, esos cuatro minutos en los que se nos presenta a ese pedazo de hijo de perra que es Harlan DeGroat- es el magnífico Woody Harrelson. Out of the furnace es el retrato de una sociedad gris, de hámsters atrapados en una rueda sin fin, vidas monótonas, trabajos que pasan de padres a hijos, existencias al margen del sueño americano, historias alejadas de la soleada Miami, la cinematográfica Los Angeles o la cosmopolita Nueva York, con personas que viven según sus propias reglas de comportamiento, gente dura que sigue a rajatabla ese concepto tan norteamericano de hacer siempre lo que se debe hacer aunque no cumpla la ley. En fin, amiguitos, una película muy interesante, que –aunque no profundiza demasiado en los personajes- le atrapa a uno y le hace ponerse en la piel del protagonista. 

Como bonus, deciros que la banda sonora con el tema Release de Pearl Jam es muy acertada –tanto por la melodía como por la letra- y que si os estáis preguntando qué película se proyecta en el autocine al principio de la cinta, esta es Midnight meat train. Y sí, en su día -aquí tenéis la reseña- la comenté en este espacio. 

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