La cuarta serie de fotografías de mi reciente paso por Palermo comienzan con más muestras de street art que sirven de preámbulo a nuestra visita a I segreti del chiostro, una dolceria artesanal en el interior del antiguo monasterio de dominicas de Santa Caterina en la que se dice que se elabora el mejor cannolo de la ciudad siguiendo la receta de las monjas de clausura. Enamorado y habitual consumidor de cannoli –los he degustado en Milán, Verona, Florencia, Nueva York e incluso en establecimientos italianos en Barcelona– doy fe de que el premio a la mejor masa de largo se lo lleva el palermitano. Por otra parte, si alguna vez tenéis la ocasión de visitar el establecimiento, compartid uno entre varios. Pensad que me tengo por un goloso y tras merendarme uno, fui incapaz de cenar esa noche.
Siguiendo con nuestro paseo, llegamos a la Porta Felice, que conecta la Via Vittorio Emanuele con el paseo marítimo, la Cala –el puerto de Palermo– y el famoso mural realizado por el dúo de artistas palermitanos Rosk & Loste dedicado a la memoria de los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la Cosa Nostra en 1992. Completo la entrada con unas cuantas instantáneas de diversos rincones del barrio de Kalsa.
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