viernes, 15 de noviembre de 2024

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)


Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine, quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith (aquí), luego el Screaming for vengeance (aquí) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero (aquí) o el que os traigo este viernes, con el que comenzaron a ascender posiciones en las listas, afianzando su imagen de cuero y tachas y acercándose al sonido que caracterizaría al grupo a lo largo de los 80 y que cristalizaría en British steel y –sobre todo– en los mencionados Screaming y Defenders
 
Hay que decir que en los Estados Unidos se editó este disco con el título de Hell bent for leather, ya que el sello no encontró apropiado sacarlo al mercado como la máquina de matar –en realidad la cadena K-Mart dijo que no lo pondría en sus tiendas con ese nombre– cuando habían pasado pocas semanas desde un tiroteo en una escuela de San Diego en el que habían muerto el director del centro y un guarda y habían sido heridos ocho niños por los disparos de una adolescente. 
 

Incidencias comerciales aparte, lo cierto es que con Killing machine los Judas Priest se hicieron más accesibles al gran público –siempre dentro de su estilo, entendedme– lo que incluso les proporcionó la oportunidad de aparecer en Top of the pops, un programa de televisión en el que todo quisque quería aparecer y que por cortesía de la BBC podía juntar en un mismo programa a Iron Maiden, ABBA, David Bowie y Status Quo. Total, que entre los Utopia studios y los CBS studios con James Guthrie como ingeniero y productor codo con codo con la banda, dieron forma al disco Rob 'Metal God' Halford a las voces, Glenn Tipton y K.K. Downing a las guitarras, Ian Hill al bajo y Les Binks a la batería, en la que estaba llamada a ser su última grabación en estudio. 
 
Con una impactante portada diseñada por Roslav Szaybo fotografiada por Bob Elsdale, mi copia es la española de 1983 (5 años tardaron en editarlo en nuestro país parece ser), con el error de tipografía en la cubierta donde consta 1971 como año de edición original en lugar de 1978 (eso sí, al menos la foto de la contraportada fue en color, no como las de la edición española del British steele) y el siguiente track list
 
A 
Delivering the goods 
Rock forever 
Evening star 
Hell bent for leather 
Take on the world 
 
B 
Burnin’ up 
Killing machine 
Running wild 
Before the dawn 
Evil fantasies 
 
El disco comienza con Delivering the goods, un ejemplo de metal pesado con un riff incisivo, un solo acerado y un estupendo trabajo vocal de Halford con atisbos de proto-guturalismo mucho antes de la llegada del death metal. Esto es –con una expresión actual– la banda sirviendo coño, diciendo aquí estamos y esto es lo que somos. Un chute de energía que de momento aún resulta tímido si queréis, porque entonces llega Rock forever con un sonido no tan novedoso y evolucionado, aún con un pie en los 70, con un bajo machacón y un solo de guitarras dobladas simple y sin florituras. Luego le toca a Evening star, con ese inicio como de space rock y un desarrollo que me ha parecido siempre bastante poppy, antes del temazo Hell bent for leather, joyita de menos de 3 minutos, breve, concisa, rápida, con un riff y solo imprescindibles y donde al parecer Tipton utilizó la técnica del tapping por primera vez, influenciado por el trabajo de Edward Van Halen. Finaliza la cara Take on the world, un tema simplón con un estribillo repetido hasta el aburrimiento que estaba llamado a ser carne de coro con el público en las actuaciones en directo, con ese pasaje Sing your song we'll listen to you, sing your song the spotlights are you que ofrece pocas dudas. A mi no me emociona demasiado, no creáis. 
 

Ya en la cara B nos topamos con Burnin’ up, en mi opinión el tema tapado del disco, uno de mis favoritos precisamente por su aparente falta de ambición, con ese interludio sugerente I know you feel the same, I know you feel the flame, staring deep inside of you que da paso a un solo estupendo. Killing machine es el tema título, un medio tiempo con cierto regusto hard blues y un cambio de ritmo para encajar un solo breve pero de gran nivel, un tema que sin duda debió ser de los favoritos de Hoffmann y Dirkschneider porque suena a Accept por los cuatro costados. Le sigue Running wild con esa vena espídica ya escuchada en Hell bent for leather, que supone alegría para el espíritu y es otra de las canciones imprescindibles del disco que resultó eclipsada por los temas más reconocidos. Toca quitarse el sombrero ante Before the dawn, un baladón que le da cien mil vueltas a cualquier temazo mojabragas de los 80, con una interpretación vocal de Halford que nos retrotrae a los momentos más épicos de Sad wings of destiny o Rocka Rolla y un solo extremadamente sensible y emocionante. Como anécdota a comentar, es el único tema del disco en el que no toca Les Binks... porque no hay batería. Por contra, lleva unos teclados a cargo de Tipton. Y para terminar –aunque yo lo hubiese hecho con el tema anterior–, Evil fantasies, un medio tiempo que en su inicio me recuerda al sonido de los Rainbow setenteros pero que conforme avanza se me hace bola y donde incluso me cuesta encontrar la voz habitual de Halford y que tiene una parte final en la que acelera un poco el ritmo y solo le faltan palmas de acompañamiento. 
 







En resumen, un álbum con altibajos aunque con momentos memorables y de todo imprescindibles que ya apunta maneras en su evolución hacia mis amados Screaming y Defenders, en mi opinión los máximos exponentes del sonido PRIEST
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla
 
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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