domingo, 15 de septiembre de 2024

Jack the Ripper (1976)


Creo que hace casi un año que no había reseñado una película de Jesús Franco, por lo que hoy es un día tan bueno como cualquier otro para volveros a hablar del mítico realizador madrileño, esta vez con Jack the Ripper, que ni es una de sus mejores obras ni de las más conocidas pero tiene su interés. Escrita y dirigida bajo el nombre de Jess Franco, se trata de una producción germano-suiza bajo la batuta de Erwin C. Dietrich, con quien Franco había comenzado una relación que daría como fruto varias películas. El principal atractivo de la cinta es la presencia de Klaus Kinski como Dr. Orloff, un actor problemático con quien el realizador ya había trabajado antes y con el que afirmaba que a lo largo de los años le unió una amistad sincera. Sobre el actor polaco, el madrileño diría que “sólo tenía un cosa y es que estaba loco”. No obstante, la relación que tuvieron se caracterizaba por una gran complicidad, lo que permitía a Franco bromear con él incluso en medio de las crisis de cólera del actor. En relación a esto, contaba que una vez –en medio de uno de sus ataques– le dijo “Klaus, cálmate, hacemos un plano más y te invito a un electroshock, que te va a venir como Dios”. Además de Kinski y entre otros, en Jack the Ripper aparecen Josephine Chaplin –hija de Charles Chaplin–, Andreas Mannkopff, Herbert Fux o la inolvidable Lina Romay –quien el año anterior ya había rodado a las órdenes de Dietrich Rolls-Royce Baby (ver aquí)–, en una aparición casi testimonial, claramente como reclamo. 
 

El argumento de Jack the Ripper es bastante simple y nos cuenta cómo un médico londinense, hijo de una meretriz que abusaba de él en su infancia, se dedica a asesinar prostitutas, trocearlas y echarlas al río mientras la policía le sigue los pasos. El desenlace tiene lugar cuando la novia del inspector encargado del caso se disfraza de prostituta y comienza a moverse por la zona en la que han desaparecido las víctimas del asesino. En fin, lo dicho, que no destaca Jack the Ripper por nada en particular –excepto la mencionada presencia de Kinski– aunque tiene una bonita fotografía de Peter Baumgarten –habitual de las producciones de Dietrich– y una acertada ambientación gótica a lo Hammer, aunque cambiando los castillos vampíricos por los rincones por los que se mueve el mad doctor traumado y misógino de Whitechapel. Por supuesto y a pesar de su simpleza, tratándose de una película del Tío Jess, no sólo os la recomiendo sino que de inmediato pasa a engrosar la lista de reseñas de la filmografía del madrileño que podéis encontrar aquí.

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