viernes, 12 de abril de 2024

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)


Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen, hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions, otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout, el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí– y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks, dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA– pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico de sesión a Jimmy Bain, entonces en Dio. Por otro lado, Herman Rarebell se pidió unos días de descanso a causa de sus problemas con el alcohol y –no se sabe si porque el alquiler del estudio era caro o cual fue el motivo real– la banda decidió seguir adelante con Bobby Rondinelli de Rainbow a la batería. La realidad fue que el cambio de aires no sirvió de nada ya que se desecharon todas la partes grabadas en Suecia y la banda, con Buchholz y Rarebell de nuevo en sus filas, entró a grabar en los habituales Dierks studios
 

Total, que con Klaus Meine a las voces y coros, Rudolf Schenker a las guitarras y coros, Matthias Jabs a las guitarras, Herman Rarebell a la batería, Francis Buchholz al bajo y pedales y producción de Dieter Dierks, Scorpions pusieron en las tiendas este Love at first sting con una estupenda portada diseñada por Karlheinz Kochlowski, Steffen Missmahl y Joachim Pieczulski que fotografió el mítico Helmut Newton, exponente del erotismo elegante e icono de la fotografía de los 70 y 80. Como era de esperar en el país de los mojigatos palurdos que temen más a un pezón que a un AR-15, tras haberse vendido varios miles de copias, Walmart obligó a PolyGram a prescindir de una más que inocente portada, que cambió por una foto del grupo que ya aparecía en la funda interior. 
 

El impresionante track list fue: 
 
A 
Bad boys running wild 
Rock you like a hurricane 
I’m leaving you 
Coming home 
The same thrill 
 
B 
Big city nights 
As soon as the good times roll 
Crossfire 
Still loving you 
 

Lo primero que escuchamos es Bad boys running wild, que me parece un temazo estupendo para iniciar el disco, con un riff repetitivo, un estribillo resultón, una base rítmica fantástica y un solo de Jabs de cuando aún tenía inspiración y una forma de tocar que me resultaba atractiva y muy personal. Lástima que con los años, a partir del Crazy World sobre todo, se perdió la magia. Le sigue el pelotazo Rock you like a hurricane, con fuerza, otro estribillo inolvidable –y el vídeo, quién no recuerda el vídeo– y un solo estupendo. I’m leaving you sigue la misma tónica, con un Meine que ha dejado atrás sus problemas de garganta, coros radiables pero rítmicas poderosas, un bajo y batería muy sólidos y un trabajo a la guitarra de Jabs más que remarcable, sin duda en el momento más inspirado y hábil de su carrera. Entonces nos sorprende ese inicio de Coming home, delicado, con ese sonido de la guitarra de Schenker recordando al estilo de su hermano Michael y el Moog taurus de Buchholz de fondo, que de pronto se convierte en un hard rock rapidísimo en el que de nuevo Jabs se puede lucir. Y para finalizar la cara, una ida de olla totalmente espídica con estribillo repetitivo y un Jabs tan desatado y excesivo que lleva el tema hasta un caótico final algo abrupto. Yo creo que Dierks no sabía cómo terminarlo después de esa cabalgada adrenalínica guitarrera. Menuda cara, cómo me gustaba –y me sigue gustando– este álbum, amigos. 
 

Y si hasta ahora no ha habido tema malo, Big city nights es otro pelotazo radiable con voluntad de single, de inolvidable estribillo, estupenda melodía y un solo más que aceptable a cargo de Schenker. El medio tiempo As soon as the good times roll es uno de esos temas que quizás no llaman la atención a la primera escucha por faltarle espectacularidad pero que con el tiempo alcanzan el reconocimiento que merecen. La interpretación vocal, la melodía, las líneas de bajo y las guitarras cargadas de sentimiento... todo encaja estupendamente. Una joyita escondida entre tanto hit. Le sigue Crossfire, quizás la que, con ese ritmo marcadamente militar, menos me encaja entre el resto de canciones del álbum y aunque para nada me resulta prescindible, creo que no sigue el mismo estado de ánimo fiestero del resto del disco. No obstante, resulta un inmejorable preámbulo a la power ballad por excelencia, la BALADA con mayúsculas, Still loving you, el temazo que provocaba que gente que no sabía quiénes eran Iron Maiden, Judas Priest o Deep Purple, soltasen frases tan hostiables como –léase con voz agilipollada– “los jebis son los que hacen mejores baladas” o “los jebis no sólo hacen ruido”, gentuza que durante años me hizo odiar Still loving you si os soy sincero. En fin, uno también era bastante talibán en esa época. 
 









En resumen, otra obra imprescindible de la música del siglo XX y el álbum que convirtió a Scorpions en estrellas internacionales y que en calidad musical y emoción nunca fue superado, pese a que Savage amusement me encanta y Crazy world tuvo un enorme éxito internacional. A partir de entonces, las cosas –en mi opinión, seguramente desautorizada– ya fueron de mal en peor, salvo contadas excepciones. Así pues, recordemos como se merece a este hito del hard rock ochentero. 
 

Y como bonus, el Gold Ballads (Harvest-EMI, 1984), editado a rebufo del Love at first sting para capitalizar aún más el aplastante éxito de Still loving you y con portada nuevamente de Helmut Newton, supongo que de entre las descartadas para el Love at first sting. Fue un regalo de mi hermana –otra que cayó rendida ante el temita de marras, además de por los huesos de Matthias Jabs–, que ni pensó en que yo ya tenía el Love at first sting, el Blackout y el Lovedrive. Claro que por entonces no tenía el Animal magnetism (acabé comprándomelo en cedé) por lo que al menos me sirvió para conocer Lady starlight
 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla 
 
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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