Pues sí, amigos, pasado el mes de agosto, regreso a este blog con un nuevo vinilo, ni más ni menos que el imprescindible Master of puppets de Metallica, el álbum con el que comenzó la leyenda acompañada de tragedia. Y sí, Carlos Tizón ya habló de él hace un tiempo pero fue como de pasada, sin profundizar demasiado. Así que me he tomado la libertad de complementar aquella entrada.
La primera vez que escuché hablar de Metallica por la radio acababan de sacar su Ride the lightning en los Estados Unidos y el locutor se refería a ellos como the next big thing en el mundo del heavy metal. Pero el tema que sonó no era de su segundo disco, sino del primero, una inolvidable Phantom lord que me dejó totalmente alucinado (por cierto, aquí os lo conté). Luego escucharía The call of Ktulu y ahí ya me atraparon. Tenía que hacerme con los discos de esa banda que con su speed metal no se parecían a nada de lo que escuchaba habitualmente. Cómo cambiarían las cosas con los años. Total, que tras dos estupendos discos, Elektra puso en la calle –en Europa llegó a través de Music for nations– el inconmensurable Master of puppets, la obra cumbre del primer trío de álbumes de los chicos de la Bay Area. Más trabajado, menos crudo y mejor producido que los dos álbumes anteriores –algunos les acusaron de venderse; ilusos, no tenían ni idea de lo que estaba por venir–, lo cierto es que es una obra maestra en la que speed, thrash e interludios melódicos se mezclan admirablemente sin restar un ápice de energía a un disco de cuando las canciones eran variadas pese a ser del mismo estilo musical y aún no sonaban las unas a las otras.
Y mirad si me obsesionó el disco en su día que es el único caso en el que me he comprado dos copias, la estándar y la DMM (la normal, por eso, que existe una edición limitada con póster), con doble vinilo y carpeta gatefold. Las ventajas del Direct Metal Mastering –que hace las copias de un disco maestro de cobre en lugar de un acetato blando– son una reproducción más fiel al sonido original al conservar la modulación y reducir los ecos. Sin embargo, la supuesta mejora de sonido en lo que viene a ser un reproductor de vinilos de calidad media tampoco es que se traduzca en una mejora tan evidente. Sea como sea, sigo conservando las dos ediciones.
Así pues, con James Hetfield a la voz y guitarras, Kirk Hammett a la guitarra, Lars Ulrich a la batería y Cliff Burton al bajo, Flemming Rasmussen grabó y produjo el disco en los estudios Sweet Silence de Copenhague que salió a la venta (con mezcla del gran Michael Wagener, que entonces trabajaba para Elektra) con una icónica portada de Don Brautigam y el siguiente track list:
A
Battery
Master of puppets
The thing that should not be
Welcome home (Sanitarium)
B
Disposable heroes
Leper messiah
Orion
Damage Inc.
Una guitarra acústica –original manera de iniciar un álbum de thrash– da comienzo a Battery, con una melodía delicada que se torna en un riff eléctrico y grueso antes de que Ulrich inicie una pegada thrashera, lleguen los cambios de ritmo y algunas florituras de Hammett cuando este aún guardaba algo de inspiración en sus dedos. Sigue una parte central que sirve de preludio a un largo solo y de nuevo la agresividad de James y Lars golpeando sus parches con un final matador. Entonces llega el tema título, que comienza con un riff y un estribillo machacones y es otra canción con varios cambios de ritmo, energía y la agresividad conjunta de Ulrich y Hetfield, con Burton llevando el ritmo por debajo. Si el tema anterior comenzaba pausado y se convertía luego en una apisonadora, en esta ocasión el interludio delicado se ha colocado en la parte central y Hammett ofrece un riff que ya forma parte de la historia del heavy metal del siglo XX para luego llevarnos de nuevo a terrenos espídicos y acabar con el riff inicial y esa icónica risotada final. El protagonismo del siguiente The thing that should not be se lo lleva Burton con su instrumento –qué diferente hubiese sonado el estratosférico ...And justice for all con una mezcla de bajo así– en un tema que es algo así como un medio tiempo thrash, arrastrado y machacón.
La cara finaliza con Welcome home (Sanitarium), lo más parecido a una balada que por aquellos tiempos hacían Hetfield & co. donde Hammett se luce y que conforme avanza va cogiendo fuerza hasta desembocar en un final más thrashero. Damos la vuelta al disco y encontramos Disposable heroes, para mi el tema más thrash del álbum y mi preferido sin duda, con numerosos cambios de ritmo, mucha fuerza, bajo y batería machacones y un solo estupendo. Más pesada y lenta resulta Leper messiah, otro temazo como todos los de esta obra, que tiene una segunda mitad más alegre en cuanto a ritmo. Orion es una joya instrumental de más de 8 minutos con cambios de ritmo, un bajo con muchísima presencia, una batería estupenda, un extenso interludio intimista varios solos estupendos... en fin, un tema completísimo que define a una banda de thrash que definitivamente no era como el resto. Y para finalizar, la cañera y espídica Damage Inc.
Luego el destino asestó a Metallica un trágico golpe, un mazazo en su mejor momento, el accidente de tráfico en Suecia por todos conocido en el que perdió la vida Cliff Burton. Nunca sabremos hasta dónde hubiesen llegado como grupo con él en sus filas, si habrían tomado otro rumbo o si se hubiesen peleado entre ellos. Pero money makes the world go ‘round, amigos, y la muerte de un amigo con 24 años no era motivo suficiente para apearlos del tren que habían cogido.
Así que se buscaron a un sustituto (el error fue no darse cuenta de que también era una persona y un buen músico), sacaron un nuevo disco con composiciones aún mejores, más tarde otro que les llevaría al megaestrellato global y a partir de ahí –en mi humilde opinión– algunos errores, repetición de ideas, un Hammett con el pozo de la inspiración seco para siempre, dinero por castigo, hedonismo, un Ulrich desatado, un Hetfield intentando cualquier cosa para recuperar la capacidad de sorprender mientras sus demonios le sepultaban y un Newsted que nunca encajó en esa particular cuadrilla unida por la muerte.
Hoy son unos supervivientes que ya no tienen que demostrar nada a nadie,
unos monstruos de la música de finales del siglo pasado a quienes nadie
puede negar su valía y que de tanto en tanto graban temas más que correctos
aunque en el mundo actual ya no provoquen la emoción de antaño. No son sólo
ellos, seguramente también seamos nosotros. En resumen, creo que
Master of puppets es el último de los discos sinceros de un grupo que perdió una vida pero ganó la
inmortalidad.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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