El protagonista de la entrada de hoy es el francés Patrick Bailly-Maître-Grand, un fotógrafo parisino que se formó en Física y se dedicó a pintar a lo largo de una década antes de caer enamorado por la fotografía. Sus obras, totalmente analógicas y producto de una enorme imaginación combinada con técnicas como daguerrotipos, monotipos, estrobofotografías y algunas otras inventadas por él mismo, han viajado de París a Nueva York, pasando por Melbourne, Barcelona, Madrid, Norwich o Luxemburgo.
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