sábado, 1 de agosto de 2020

København, Dag 1


A modo de preámbulo, decir que es la primera vez que marcho de vacaciones con la familia sin haberme preparado el viaje con una lista de cosas por ver y una planificación básica. Y es que, a causa de la pandemia de Covid19, hasta poco más de una semana antes de coger el avión no nos habíamos decidido por hacer las vacaciones en un lugar más lejano que el salón de casa. De hecho, cuatro días antes de partir estuvimos a punto de decidir la cancelación de la reserva, algo de lo que me alegro infinitamente de no haber hecho. Y es que el miedo y la consciencia están muy bien, pero la salud psicológica también es importante además de la puramente física por lo que la necesidad de escapar de todo esto fue nuestra guia. 


El destino escogido fue finalmente Dinamarca, un país que por suerte vive bastante ajeno a la pandemia. Con un número bajísimo de contagiados, se limita a desinfectarse con solución hidroalcohólica cuando existe la posibilidad y a mantener cierta distancia de seguridad cuando es posible. Total, que de aqui a unos días veremos si tal relajación nos ha supuesto algún problema, pero aún y así no me arrepentiré de haber podido huir del agobiante día a día de teletrabajo y enfermedad. Y como es costumbre desde hace años, me propongo contaros mi viaje con numerosas fotografías de apoyo, como siempre con la intención de que pueda servir de algo a quien decida visitar las ciudades a las que me he desplazado. 


Inaugura la tanda de imágenes la visión del puente de Øresund, seguida de diversas vistas –ya en la ciudad– del museo Thorvaldsen, el pináculo del Nikolaj Kunsthal (galería de arte en lo que fue una iglesia), el impresionante edificio de la Bolsa con su pináculo de colas entrelazadas de cuatro dragones y la estampa de postal de las casitas de Nyhavn. Caminando llegamos hasta el Peblinge Sø, uno de los lagos interiores de la ciudad y regresamos al hotel pasando junto a uno de los edificios del perimetro del Tivoli. Como primera toma de contacto no está nada mal. Por la noche, en el barrio de Vesterbro –antiguo reducto de prostitución, cabarets de striptease y sex-shops que aún mantiene algo de su pasado– encontramos el Meatpacking District, un antiguo matadero reconvertido en zona de restauración bastante hipster en donde cenamos y pusimos fin a nuestra primera tarde en un Copenhague sin mascarillas. 

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