Después de desayunar una vez más en Grand Central, iniciamos el que según todas las previsiones va a ser el día más caluroso de una semana en la que la humedad y las altas temperaturas han sido las protagonistas, pese a algunas tormentas que no han mitigado el bochorno. Decidimos ir en metro hasta Flushing, una zona de Queens algo alejada de Manhattan, donde –además de tener su campo los New York Mets de baseball y jugarse habitualmente el US Open de tenis– se ubica el Unisphere, un globo terráqueo de acero inoxidable de 43 m de altura que es el emblema oficioso del distrito. Sin embargo, el calor infernal nos aconseja posponer el paseo por lo que regresamos a Manhattan para visitar Hudson Yards, esta vez sin lluvia.
Pero al llegar veo que tampoco hoy subiré a The Vessel. Resulta que el acceso es de pago y no me parece de recibo tener que aflojar la mosca para ello. Asi que le hago otra foto y nos metemos en los grandes almacenes que hay al lado, para refrescarnos y beber algo. Decidimos entonces pasear por Hell’s Kitchen y buscar un sitio para comer, tras lo que nos trasladamos al hotel para descansar antes de visitar de nuevo Times Square.
Llegado el momento, nos dirigimos hasta la W51 St con Broadway para cenar en el Ellen’s Stardust, un local en el que los camareros cantan mientras te sirven la cena al que mi esposa quería ir. La elección no me tenía muy contento pese a las buenas impresiones que había podido leer por todas partes. Sin embargo, a toro pasado, debo deciros que la experiencia es muy agradable y que se trata de una cena con espectáculo musical a cargo de los camareros y camareras que ofrecen un repertorio de canciones de musicales de Broadway, algo de Disney e incluso el Wanted dead or alive de Bon Jovi, del que os adjunto vídeo pese a ser una versión un poco descafeinada. Por supuesto que hubieron actuaciones mucho mejores, pero yo ya estaba por la labor de cenar y no de hacer fotos.
Total, cuarenta minutos de cola, cena –cantidad y calidad más que aceptables– y espectáculo en pleno centro con aire acondicionado. Nada mal, la verdad. Finalmente, nos dirigimos a ese hormiguero que es Times Square para verlo en pleno apogeo nocturno y luego caminamos hasta Grand Central para bajar el pulled pork con patatas antes de coger el metro que nos ha de llevar al hotel.
Pero a quien se le ocurre ir a Nueva York en verano, miarma!!!
ResponderEliminarA alguien a quien le han dado las vacaciones en julio jajajaja
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