domingo, 26 de mayo de 2019

Las melancólicas (1971)


Piltrafillas, para los que aún no os hayáis enterado os diré que la semana pasada falleció la actriz Analía Gadé. Nacida en Argentina –aunque su padre era vasco–, con 17 años ganó un concurso de belleza gracias al que conseguiría su primer papel en el cine y más tarde debutar en el teatro, llegando incluso a formar una compañía junto a su primer marido. Ya divorciada, a mediados de los años 50 se afinca en España, en donde rápidamente comienza a trabajar en cine y en teatro. Inteligente, con una visión de la vida avanzada a la de nuestro país por aquel tiempo y dotada de una gran belleza, Analía no tarda en llamar la atención de numerosos pretendientes, siendo uno de los más importantes para ella el actor Fernando Fernán Gómez con quien mantendría una larga relación de pareja durante la cual le fue infiel con Espartaco Santoni, productor y playboy venezolano que también protagoniza Las melancólicas, la película de la que hoy os quiero hablar. Sirva pues esta reseña como homenaje a esta dama de los escenarios y las pantallas de una época que a algunos nos resulta tan lejana ya como para otros desconocida. Dirigida y escrita por Rafael Moreno Alba –con Carlos Aured, realizador mítico de la exploitation hispana de los setenta como asistente de dirección–, la cinta contaba junto a los mencionados Gadé y Santoni con la participación de figuras de la interpretación como Paco Rabal o María Asquerino


Con el título internacional de Exorcism’s daughter –en las pantallas norteamericanas se estrenó después de El exorcista de Friedkin y se tenía que aprovechar–, el alternativo House of the insane women o el aún más capcioso italiano Aberrazioni sessuali in un penitenziario femminile, que nada tenía que ver con el argumento, la historia que contaba Las melancólicas era la de un joven médico que llega a un centro psiquiátrico para mujeres regentado por monjas a principios del siglo XX, en donde histéricas, melancólicas o depresivas eran confinadas junto a psicópatas, consideradas todas locas o endemoniadas y tratadas en la mayoría de los casos como animales en lugar de como enfermas a las que poder curar. La preocupación del médico por las internas y su voluntad de establecer una relación más humana con las pacientes chocará por fuerza con el comportamiento del guardián del centro, un tipo sin escrúpulos que mantiene relaciones sexuales con algunas enfermas e incluso organiza orgías para otros hombres. A eso se sumará la obsesión por el joven médico de una viuda rica que preside la sociedad de la que depende el centro psiquiátrico y que –al ver como este se enamora de Tania, una de las pacientes– se aliará con el guardián para desprestigiar al facultativo. En resumen, otro de esos interesantes títulos de la filmografía española que incluso se estrenaron en Europa y los Estados Unidos pero que hoy en día casi nadie recuerda o valora. 


Como bonus, una imagen de Analía Gadé en sus años de mayor fama. Descanse en paz.

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