Varapalo no, amiguitos, un verdadero bofetón es lo que buena parte de la crítica le ha dado a Venom. Dirigida por Ruben Fleischer –el de Zombieland, vista aquí– y protagonizada por Tom Hardy, Riz Ahmed y Michelle Williams, el proyecto, en principio, resultaba muy atractivo. Tom Hardy como protagonista, un personaje con fuerza surgido de los lápices del excesivo Todd McFarlane... pero también es cierto que el guión nacía cojo desde el primer momento. Venom es un villano cuya aparición no se entiende sin su némesis/huésped, Spider-man y sin embargo, el hombre araña no aparece en la película. Y eso que el personaje pertenecía en principio a Sony antes de que Disney llegase a una acuerdo para compartirlo. Ya sabéis que antes de producir sus propias películas como Marvel Studios, la editorial había licenciado personajes como spidey, X-Men o los 4 Fantásticos a Sony o la Fox. Actualmente, Disney ya es propietaria de la Fox por lo que tiene libertad para utilizar los personajes licenciados para dicha productora. Con Sony todo queda en manos de los acuerdos a los que puedan llegar. Por de pronto, el Peter Parker de carne y hueso parece que se queda en Disney.
Lo que nos cuenta Venom es cómo un científico millonario experimenta con unos organismos extraterrestres, cómo uno de esos organismos infecta a Eddie Brock –un periodista que pretendía exponer a la opinión pública la parte oscura de las prácticas del científico– y cómo, convertido en Venom, Eddie se ve envuelto en una existencia que es de todo menos apacible. Total, que aquí tenemos a Columbia/Sony persiguiendo el éxito de la Fox con Deadpool intentando conseguir un personaje distintivo que nos haga olvidar el universo gestionado por Disney. Vaya por delante que la película resulta entretenida, es decir, no es la basura infumable que algunos se empeñan en poner por los suelos. Sin embargo, dista mucho de convertirse en una gran película de superhéroes. Estructurada en dos partes diferenciadas, la primera se me ha hecho larga. Tampoco es una gran película de acción. Sólo tiene una persecución automovilística sin nada que destacar y que vuelve a explotar por enésima vez el recurso de las empinadas calles de San Francisco. En cuanto a grandes peleas, hay sólo dos o tres, una de ellas muy oscura e innecesariamente larga.
Por supuesto, el mérito se lo lleva Tom Hardy a la hora de salvar el producto con una interpretación que intenta emular la socarronería y humor ante la adversidad de Deadpool, aunque no lo consiga. El acertado contrapunto sexy de Morena Baccarin en aquella tampoco se consigue en esta por parte de una comedida y encorsetada Michelle Williams. Si a eso le sumamos errores de guión aceptados por el propio Fleischer y la cagada del tráiler de la cinta que contiene un spoiler como una casa –ni más ni menos que la última escena de la película–, no puedo hacer otra cosa que alinearme del lado de las críticas negativas hacía esta Venom. No obstante, ya os he dicho que en mi opinión, pese a no cumplir con las expectativas de la mayoría, tampoco es un desastre. Es por ello que ningún aficionado a los cómics Marvel debe perdérsela. Confiemos en que la secuela –con Woody Harrelson– sea mejor.
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