miércoles, 15 de agosto de 2018

Praha, první část


Pues sí, piltrafillas, este verano mis anheladas –y ya pasadas– vacaciones familiares han sido en Praga y Budapest, dos ciudades que nunca habían estado en las primeras posiciones de mi lista y que me han sorprendido agradablemente. Si os pensáis que se trata de capitales algo atrasadas, con gente antipática y con unos idiomas endiablados que –sumado a un sistema monetario no integrado en el euro– pueden dar al traste con vuestra estancia, no podréis estar más equivocados. Supongo que en el resto de la República Checa o de Hungría será diferente, pero Praga y Budapest son dos ciudades que rebosan encanto, muy turísticas –eso tiene sus pros y sus contras, claro–, que no resultan excesivamente caras y con personas amables que casi siempre conocen el inglés o ponen empeño en hacerse entender. Así pues, como cada año, aquí tenéis el consabido reportaje fotográfico de rigor. 


Alojados en pleno Staré Město, nuestro primer paseo por la ciudad después de dirigirnos al hotel fue por esa zona. Entre las fotos que os adjunto destacan la gótica Torre de la Pólvora del siglo XV que contrasta con la anexa Casa Municipal, un hito del modernismo checo. Cómo no, también podéis ver imágenes de la Plaza de la Ciudad Vieja, con su Iglesia de Nuestra Señora de Týn o la de San Nicolás. En un lateral de la plaza también está el famosísimo reloj astronómico de la ciudad, que actualmente se encuentra en reparación y tapado por un feo andamio. Completo el aporte gráfico con una vista de las torres de la iglesia de San Galo desde el mercadillo de la calle Havelská, que data de 1232. Para finalizar la entrada de hoy, el viselec (colgado) de David Černý, un provocador artista del que en Praga podréis encontrar diversas esculturas.

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