En la tragedia de Eurípides Ifigenia en Áulide, Agamenón debe decidir si sacrifica a su hija Ifigenia para que se cumpla un oráculo según en cual eso generará el viento que lleve a sus barcos contra Troya o se niega a ello, provocando la ira de los ejércitos que de todas formas le matarán a él y a su hija. Pues bien, cambiando el Golfo de Eubea por Cincinnati, Yorgos Lanthimos nos ofrece en esta El sacrificio de un ciervo sagrado su particular revisión de la historia que da como resultado una turbadora película de terror psicológico basada en la venganza. Coescrita y dirigida por el realizador griego que también nos regaló la extraordinaria e igualmente perturbadora Canino hace unos años –y de la que os hablé aquí–, la cinta nos cuenta como la feliz familia compuesta por Steven, Anna –él cirujano y ella oftalmóloga– y sus hijos Kim y Bob, ve como su apacible existencia es amenazada después de que Steven entable amistad con Martin, un adolescente huérfano de padre con el que mantendrá una extraña relación.
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