domingo, 7 de enero de 2018

Valerian y la ciudad de los mil planetas (2017)


Piltrafillas, mi primera reseña del año es para Valerian y la ciudad de los mil planetas, adaptación al cine de la obra en cómic de Jean-Claude Mézières y Pierre Christin a cargo del francés Luc Besson, director, productor –bueno, su esposa, pero todo queda en casa– y guionista de esta película con la que ha tirado la casa por la ventana, invirtiendo en efectos visuales a mansalva y un elenco que incluye a Dane DeHaan, Cara Delevigne y Clive Owen, con colaboraciones más o menos extensas de Ethan Hawke, Rutger Hauer, la mismísima Rihanna o la voz de John Goodman. La historia que se nos cuenta comienza con la inauguración conjunta entre los Estados Unidos y la Unión Soviética de la estación espacial Alpha, en el último tercio del siglo XX. Poco a poco van uniéndose al proyecto diversas naciones y más tarde otros planetas. Así, a mediados del siglo XXII, la estación es ya una metrópolis en constante expansión donde moran y comparten conocimientos especies de todo el universo. Pero llegado el límite de expansión al alcanzar su masa crítica y suponiendo un serio peligro para la Tierra alrededor de la que orbita, las autoridades deciden liberarla del campo gravitacional y dejar que se aleje en el espacio hacia los confines del cosmos en busca de nuevos mundos. 400 años más tarde, el mayor Valerian y la sargento Laureline son un pareja de agentes espaciales encargados de mantener el orden, que son enviados a una misión en Alpha, ahora conocida como la ciudad de los mil planetas. A mil cien millones de kilómetros de distancia de la Tierra, con una población de 30 millones de seres de más de 300 especies de todo el universo y una economía en recesión, Alpha está amenazada por una misteriosa zona radiactiva en su centro. Valerian y Laureline deberán identificar la fuente de la radiación y salvar el futuro de la humanidad. 


Amiguitos, la verdad es que la elección de Delevigne como Laureline me da absolutamente igual. Es decir, podría haber sido otra, pero la chica transmite bien esa mezcla de belleza, personalidad y fuerza que la heroína del cómic tenía. Ahora bien, DeHaan me parece poco acertado como Valerian. Yo hubiese escogido a alguien más adulto, más hombre y con menos apariencia de jovenzuelo. No sé si me explico. Dejando eso de lado, deciros que la escena inicial en Mül es muy bonita pero todo CGI, que la visita por el Gran Mercado y los rincones de Kyrian son CGI y que... en resumen, el 90% de la película –o incluso más– es CGI. Y la verdad es que el universo diseñado por Christin y Mézières era tan irreal e imaginativo que quizás no era posible hacerlo realidad de otra manera que no fuese a base de CGI, pero en mi opinión eso le resta calidez y otorga a la cinta una pátina de frialdad que me ha distanciado de la historia y los personajes. Las dos horas de película son un divertimento entretenido, pero no busquéis nada más que eso, con toda su simpleza. Valerian y la ciudad de los mil planetas es un cómic puesto en imágenes, tan poco real como las viñetas en las que se basa y tan inverosimil como la obra original. Aún así, el resultado es atractivo y el diseño de producción fantástico. Quizás se lleve algun Oscar –en los César lo tendrá más fácil– así que supongo que no está mal del todo, pero –no debo ser un SciFi freak como tampoco fui en su momento un die hard fan de los cómics de Valerian– me ha costado invertir más de dos horas en ella. Pese a todo, no puedo hacer otra cosa que recomendaros su visión.

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