domingo, 3 de diciembre de 2017

El extraordinario viaje de T.S. Spivet (2013)


Piltrafillas, vaya por delante que la película de la que os hablaré ahora –y que no tengo reparos en recomendaros– me parece simpática, fresca, visualmente poética y dotada de una maravillosa fotografía de Thomas Hardmeier, que no en vano se llevó el César correspondiente. Sin embargo, esta cinta de Jean-Pierre Jeunet no está en mi opinión a la altura de Amelie, Micmacs à tire-larigot –ver aquí-, Delicatessen o la soberbia La ciudad de los niños perdidos (ver aquí), títulos destacados en la filmografía del realizador. Lo que en resumen nos cuenta es la historia de un crío de diez años que vive en una granja de Montana con su madre –una doctora en entomología obsesionada por los escarabajos–, su padre, chapado a la antigua y con espíritu de cowboy, su hermano gemelo dicigótico Layton y su hermana adolescente, que a lo único que aspira es a convertirse en Miss América para escapar de esa vida. El pequeño T.S. recibe un día la noticia de que el Smithsonian le ha concedido el premio Baird por la invención de un máquina de movimiento perpetuo y sin decir nada a su familia se sube a un tren de mercancías dispuesto a cruar el país para presentarse en Washington D.C. 


Y eso es nada más y nada menos lo que El extraordinario viaje de T.S. Spivet nos ofrece. Kyle Cattlet es todo un descubrimiento –aunque no puede decirse que desde ese momento haya tenido una carrera digna de mención– y Niamh Wilson interpretando a su hermana queda muy natural. Pese a todo, las mejores interpretaciones son las de Judy Davis y Helena Bonham-Carter, aunque para nada estamos ante una película de actores sino de historia. Cómo no, aparece también Dominique Pinon –actor fetiche de Jeunet– en esta película de preciosa factura que os hará pasar un buen rato y os pondrá una sonrisa en la boca. Aún y así... no sé, esperaba más.

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