¿Queréis pasar un buen rato, amiguitos?, entonces no hagáis caso de la basura que hayáis podido leer por ahí y haceos con una copia de esta American assassin. Dirigida por Michael Cuesta –realizador formado en el ámbito televisivo que repite aventura en la gran pantalla tras su Matar al mensajero (por cierto, vista aquí)–, las críticas que había leído antes de decidirme a verla la dejaban a la altura del betún. Sin embargo, al conocer el argumento, he acabado decantándome por no hacer ni caso a los profesionales en esto de las reseñas y darle al play. Lo que nos cuenta la película es como un joven llamado Mitch Rapp al que los terroristas islámicos mataron a su novia y pretende dedicar su vida a matar a cuantos yihadistas sea capaz, es reclutado por la subdirectora Kennedy de la CIA y asignado a un programa coordinado por Stan Hurley, un agente veterano de la guerra fría, entrenador de agentes para operaciones especiales. Lejos del objetivo que Mitch ha tenido en mente desde el asesinato de su novia, su primera misión le llevará por Europa a la búsqueda de un cargamento de plutonio que ha sido robado de unas instalaciones soviéticas.
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