Y despido mis reseñas de hoy con una frikada, ni más ni menos que esta Blackenstein, una especie de mezcla de blackspoitation y película de terror. Dirigida por William A. Levey y escrita y producida por Frank R. Saletri, lo cierto es que gran parte de sus intérpretes son de raza negra –lo que incluye al monstruo protagonista–, pero el argumento no encaja para nada en los cánones del blackspoit por lo que se trata de una cinta rara en si misma, hasta en el género en el que se la acostumbra a englobar. La historia que nos cuenta es la de Winifred Walker, la novia de Eddie, un veterano del Vietnam que ha perdido sus extremidades por culpa de una mina. La joven contacta con el Dr. Stein, una eminencia que está obteniendo sorprendentes resultados en intervenciones para implantar piernas, manos o brazos a pacientes a los que se les habían sido amputados los miembros. El Dr. Stein accede a realizar la operación, aunque esta vez el resultado no saldrá como era de esperar. Y es que Malcomb, el asistente del doctor, se ha obsesionado de tal manera con Winifred que cegado por la ira, ha alterado los fluidos de ADN que debían ayudar a Eddie a recuperar la movilidad. Lo que consigue es convertir al pobre soldado en un asesino gigante sediento de sangre que escapa de la mansión del Dr. Stein y siembra el caos en la comarca.
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