domingo, 7 de mayo de 2017

Akai bôkô (1980)

 
 
 
 
 

Piltrafillas, inauguro las reseñas del día con Akai bôkô o lo que es lo mismo, Violación roja, una cinta roman porn –erotismo con escenas de contenido sexual light– de la productora Nikkatsu, de la que en este blog ya hemos disfrutado de diversas películas. Con un cartel y un título engañosos utilizados como reclamo para los amantes de este tipo de producciones, Akai bôkô es en realidad el retrato descarnado y poco alentador de un joven grupo de rock japonés de inicios de los 80. Dirigida por Chûsei Sone, el argumento se centra en el día a día de Aki, Sagara, Hunt y Fujito, componentes de The Devils –con edades comprendidas entre los 19 y los 23 años– que persiguen alcanzar su sueño de convertirse en estrellas y llenar el Budokan con sus actuaciones (hoy en día se hubiesen referido al Tokyo Dome). Aoki, su representante, les hace dar numerosos conciertos por el circuito de bares pero a la hora de pagarles, tras la típica excusa de manager “descontados los gastos, os queda esto” les da muy poco dinero. Una noche, Fujito, el miembro más joven de la banda, vocalista, bajista y principal compositor, queda con su novia para follar. Ella no tiene muchas ganas pero finalmente accede, aunque le confiesa que está saliendo con otro chico, harta de estar con un fracasado sin estudios ni dinero que no le puede dar un futuro. 

 
 
 

Mientras, la falta de éxito de la banda y las pocas ventas de su ultimo álbum provocan la aparición de las acostumbradas diferencias musicales entre Fujito y otros miembros del grupo, que creen que quizás debería componer algo más comercial para hacerse más conocidos. Un día, Fujito conoce a Mari, una joven obsesionada con la banda que comienza a referirse a él como onisan –trato que se da a un hermano mayor– y no tardan en quedar para tomar algo. Después de varias citas sin que pase nada, Fujito la lleva a un love hotel para tener sexo con ella y la fuerza (de ahí parte de la inspiración para el título de la película, Violación roja). En fin, amiguitos, con una buena fotografía e interpretaciones aceptables, ya os he contado que estamos ante una película muy interesante aunque poco optimista sobre los sueños en el mundo de la música. Como corresponde tratándose de una cinta de Nikkatsu, existen tres o cuatro escenas de corte sexual, pero o están rodadas desde lejos o en primer plano tan solo se muestra algún pecho y las caras de los amantes. Como anécdota, hacer constar que en una escena en la que la protagonista va a una tienda de discos para comprar un álbum de The devils, puede verse en un aparador con la etiqueta Top 109 albums –no es un error, 109, no me preguntéis el porqué– el Dynasty de KISS. Recomendada para completistas de la cinematografía nipona y rockeros que en su mocedad quisieron ser estrellas y hoy languidecen registrando albaranes en una oficina o sirviendo copas de Soberano en bares con poca iluminación y olor a aceite refrito.

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