Y si la película de antes resultaba simpática, la que protagoniza esta entrada es todo lo contrario. Esta Operación Mantis subtitulada como El exterminio del macho resulta mala de cojones y provoca una vergüenza ajena del tamaño del ego de Cristiano Ronaldo. Claro que, a espectadores simplones y desviados como este que os escribe, tal cosa no hace más que motivarnos para invertir parte de nuestro tiempo vital en mirarla e incluso disfrutarla como la bazofia que es. Fechada a mediados de los 80, el argumento que nos cuenta esta pretendida comedia es como el asesinato en Candanchú de una supuesta modelo –en realidad la agente Delta 3 de la IAAT– a manos de un antiguo luchador llamado Kong que ahora trabaja a las órdenes de Matriarka, una organización terrorista-feminista liderada por una tal Mantis que pretende erradicar al sexo masculino de la faz de la Tierra gracias a una poderosa arma bacteriológica, provoca que dicha agencia gubernamental envíe a tres agentes a investigar lo ocurrido: el Mayor Stevenson, un veterano de la guerra de Vietnam que tiempo atrás coincidió con Kong en certámenes de lucha libre, un latin lover amanerado llamado Marcelo Antonelli y una guapa agente que responde al nombre de Allyson Love. Pero amiguitos, pese a ser un mito de nuestro cine y resultar simpático como hombre lobo, Paul Naschy no era ni Alfredo Landa ni mucho menos Mariano Ozores. Y así le fue.
Protagonizada, dirigida y coescrita por Jacinto Molina –o Paul Naschy, que tanto monta, monta tanto–, Operación Mantis era una coproducción con Japón que proporcionó al realizador madrileño uno de los mayores presupuestos de los que dispuso en su carrera y que malgastó en un producto de ínfima calidad. Así, en una mezcolanza de actores y actrices de la más diversa calaña interpretativa, encontramos a figuras de la pantalla grande como José Sazatornil y José Luis López Vázquez junto a –entre otros– la bella Anna Karin –modelo sueca que pasó por Gran Bretaña, Italia o nuestro país antes de establecerse en los Estados Unidos–, la popular Fedra Lorente –actriz que, pese a haber aparecido en numerosas películas y series de televisión, será recordada para siempre por el personaje de La Bombi del concurso Un, dos, tres... responda otra vez–, la habitual colaboradora de Naschy como actriz y productora Julia Saly –antigua bailarina de flamenco conocida como La Pocha y apellidada en realidad Salinero que aquí es incluso autora de la letra de la canción de los créditos iniciales y se retiró arruinada a una localidad de Murcia tras este despropósito de película–, la actriz teatral Yolanda Farr –en realidad Yolanda Mariño, madrileña que había pasado su infancia y adolescencia en La Habana y se formó como bailarina antes de regresar a España– y Taida Urruzola, habitual en portadas para Playboy, Fotogramas o Clima y actriz de cine y televisión que debutó en Curro Jiménez y años atrás incluso había aparecido con un pequeño papel en El Caminante, de Naschy, de la que por cierto os hablé también aquí, todas ellas al servicio de un guión patético y cargado de incongruencias entre las que destaca el declarar a la IAAT –ojo, International Action Against Terrorism– como una agencia de espionaje ultrasecreta camuflada en una iglesia... pero que turistas japoneses visitan en tours guiados en los que se les explican sus entresijos. Ya me diréis dónde está el secreto. En fin, piltrafillas, clichés casposos y trasnochados como el amanerado diseñador de moda, incorrección política nivel premium –el jefe de la agencia Mr. Alfa, alabando los valores de un soldado después de descubrir que no es ni homosexual ni comunista para añadir “es una lástima que seas negro”–, gags que parecen sacados de Mortadelo y Filemón –a destacar las parodias de publicidad a cargo de Naschy, que aúpan al nivel de Bill Murray al rubio de Cruz y Raya–, un ordenador que habla y se llama HAL –Kubrick se revuelve en su tumba cada vez que algún tarado como yo ve esta película–, chistes sin ninguna gracia e interpretaciones de aficionados que sólo salvan Sazatornil o López Vázquez por una cuestión de tablas, pese a que sus textos son de náusea. Pero es superior a mi, amiguitos, no puedo hacer otra cosa que recomendaros la visión de esta Operación Mantis. Eso sí, atiborrados de alcohol.
A modo de bonus os acompaño unas cuantas imágenes de las mencionadas Anna Karin, Fedra Lorente, Julia Saly –quien, por cierto, aparecía en El último kamikaze de Naschy, vista aquí–, Yolanda Farr y Taida Urruzola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario