Finalizo el mes con la ilustradora digital Tara Phillips. Afincada en Sidney y trabajando como freelance, sus herramientas son la MacBook Pro, una vieja Bamboo Fun y la Cintiq Companion además de –claro está– un enorme talento.
martes, 31 de enero de 2017
lunes, 30 de enero de 2017
Molly Dickson
Dedico el lunes a Molly Dickson, una fotógrafa que utiliza diversos materiales y técnicas para crear sus imágenes. Asistente de la estilista de celebridades Leslie Fremar al principio de su carrera creativa, esta chica criada en una granja de Dakota del Norte que acabó encontrando su lugar en Manhattan cerca de las estrellas comenzó su dedicación al arte dibujando y pintando. Sin embargo, tras su paso por Marie-Claire y la experiencia de viajar por festivales de moda por París, Milán o Tokyo, ha encontrado en la fotografía su perfecto vehículo de expresión.
domingo, 29 de enero de 2017
Antonio Sgarbossa
Y despido el día con una selección de trabajos de Antonio Sgarbossa, un pintor figurativo italiano de dilatada carrera y elegante sensibilidad que residió varios años en Suiza y actualmente se ha establecido en Alcoy.
Plan 9 from outer space
Y mi última reseña dominical es para un clásico de la serie B, más que eso, un título de culto que todo el mundo debería ver una vez en la vida, y no el coñazo ese de La la land. Como veis, me estoy refiriendo a Plan 9 from outer space, cinta escrita, producida y dirigida por el infame Ed Wood, quien ya ha aparecido en este blog como director de Necromanía (aquí) y guionista de Orgy of the dead (aquí), dos cintas en las que queda clara la obsesión de Wood por la muerte y el erotismo. Total, que en esta se nos cuenta como unos extraterrestres invaden la Tierra con el objetivo de convertir a los muertos en su ejército de zombies para llevar a cabo la colonización del planeta, el Plan 9 del título. La razón, lejos de ser reprobable, tiene una justificada razón universal y es que los humanos, con inventos bélicos como la bomba atómica, están poniendo en peligro la armonía interplanetaria. La película comienza con el sepelio de la mujer de un triste anciano –Bela Lugosi, quien falleció poco después de rodar un par de escenas que Wood dejó en el montaje final a modo de homenaje– y prosigue con la llegada de un platillo volante a nuestro planeta. Por cierto, la escena en la que unos pilotos son testigos de la visita es la primera en la que se pone de manifiesto el carácter poco depurado a la hora de rodar de Wood, que no se dio cuenta de que el micrófono ambiental se reflejaba en la mampara de cabina en uno de los –patéticos– efectos especiales. Al poco, en otro ejercicio de falta de cuidado al alternar tomas nocturnas con otras diurnas, la revivida esposa del anciano –interpretada por Vampira– asesina a los sepultureros, lo que se acaba descubriendo y propicia la aparición en escena del inspector Daniel Clay, interpretado por otro mítico actor de la panda de amiguetes de Wood, el gigante Tor Johnson. Testigos de la situación serán Jeff Trent –casualmente, uno de los pilotos del principio– y su esposa Paula, quienes residen en una casa cercana al cementerio.
Jack Reacher: Never go back
La segunda reseña del domingo es para Jack Reacher: Never go back, secuela de la que se estrenó hace ya unos años y de la que también os di cuenta en este espacio. Protagonizada de nuevo por Tom Cruise, esta vez junto a Cobie Smulders –la Maria Hill de SHIELD en las cintas de Marvel– y Danika Yarosh. El argumento es sencillo y, en ciertos aspectos, parecido al de la primera cinta de la saga. En esta, Reacher se dirige a la sede de su antigua unidad después de completar una misión para encontrarse con la Mayor Turner, una colega con la que se escribe desde hace tiempo. Pero al llegar se encuentra con que su amiga ha sido detenida y acusada del asesinato de dos soldados en Afganistán. Reacher no se lo cree y liberará a Turner, convirtiéndose a su vez en fugitivo mientras busca respuestas a su investigación, acompañado por una joven de la que una mujer afirma que él es su padre.