domingo, 26 de junio de 2016

Eye in the sky


I am the eye in the sky 
Looking at you 
I can read your mind 

Mi primera reseña del día es para Eye in the sky, cinta dirigida por el sudafricano Gavin Hood –por cierto, también aparece en la película como actor– que cuenta con Colin Firth como co-productor. Protagonizada –entre otros– por Helen Mirren, Aaron Paul y Alan Rickman en su última interpretación para la pantalla antes de su reciente fallecimiento a causa de un cáncer de páncreas, el argumento nos cuenta el desarrollo de una operación conjunta al mando de la Coronel Powell del ejército británico en la que participan pilotos de drones estadounidenses. La misión consiste en identificar a dos terroristas islámicos para que las fuerzas armadas de Kenya –también parte del operativo– puedan capturarlos. Sin embargo, a lo largo de la operación, los acontecimientos obligan a replantear el objetivo final. Pero la aparición de una niña en el escenario provoca que se ponga en peligro todo el operativo. Amiguitos, se trata de una historia en la que se nos presenta a los militares como una entidad operativa compuesta por medios tecnológicos y personal que se encuentra a las órdenes de políticos que entorpecen sus misiones. Claro que también podemos extraer la lectura de estos últimos como guardianes de la ética cuyas dudas morales cuestionan a profesionales acostumbrados a obedecer ciegamente, entrenados para evaluar friamente daños colaterales. 


Sin embargo, ¿son los militares en realidad algo así como robots sin dilemas éticos o también son personas con la capacidad de desobedecer las órdenes de un superior cuando se ve en entredicho su humanidad? Y aún más, ¿son los mandos militares seres sin corazón ni empatía o simplemente se trata de profesionales que deben evaluar todas las componentes de una decisión, dispuestos a tomarla pese a los daños colaterales, aceptando que deberan cargar con la responsabilidad el resto de sus vidas?. En ese retrato que nos hace ver a unos y a otros como seres honorables o deleznables hay que decir que, mientras que en el bando británico los políticos son la imagen de la conciencia humana y la duda moral, los que no salen bien parados en principio son los de la parte estadounidense, con un Secretario de Estado medio sociópata y una asesora legal de la Casa Blanca que evalúa las consecuencias legales según un algoritmo basado en puntos y no ve un problema en que el asesinato deliberado de una niña sirva como medio para salvar la vida de un número superior de civiles. Claro que en ese punto, el guión de Guy Hibbert nos muestra una nueva clave. ¿En serio la motivación de los políticos británicos es moral o se rigen por otro tipo de, digamos, evaluación de daños más relacionados con la mala publicidad y su permanencia en el puesto?. En resumen, piltrafillas, Eye in the sky es muy interesante, transmite tensión, tiene algo de acción, interpretaciones más que aceptables y hace pensar sin que ello reste puntos al visionado de la cinta. Recomendada sin duda. 


Habréis visto que he comenzado esta entrada con unos versos de la letra de la canción homónima de Alan Parsons y es que, como podéis ver en esta película y muchas otras en las que de una manera u otra son protagonistas los drones, esas palabras se han hecho realidad. Para aquellos que veáis la película y creáis que lo del colibrí es una ficción, deciros que existe desde principios de la presente década –nombre técnico, Nano Air Vehicle (NAV)– y fue desarrollado por AeroVironment con financiación de DARPA, una agencia del Departamento de Defensa estadounidense creada a finales de los años 50 y responsable del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar. Lo del escarabajo ya se me hace más difícil de creer. Pero todo llegará.

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