viernes, 11 de marzo de 2016

Lisboa (Parte VI)


Después de visitar el Palacio Nacional dimos un paseo hasta la Quinta da Regaleira, un fabuloso palacio rodeado de jardines que decidimos no visitar porque el presupuesto se nos estaba yendo de las manos. Sin duda, es una poderosa razón para regresar a Sintra en el futuro. 
De vuelta a la Praça República, cogimos un autobús que montaña arriba llevaba hasta nuestra siguiente parada, el recargado, majestuoso y también algo kitsch Palacio da Pena, una de las residencias de la Familia Real portuguesa que el consorte Fernando II ordenó construir en 1836 sobre peñascos, a poca distancia de las murallas del medieval Castelo dos Mouros. Y eso fue todo lo que aconteció en nuestra mañana por Sintra, a la que puse fin comiendome una Dourada à la grelha con la típica guarnición de patatitas y brócoli. 
Finaliza la entrada con algunas instantáneas de Baixa y alrededores, donde destaca la Praça do Municipio, emplazamiento de la Cámara Municipal lisboeta y del Pelourinho, picota que simboliza la libertad jurídica de la ciudad y que originalmente también sirvió para ajusticiar públicamente a los condenados a la horca.
 

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