Mi primera reseña de hoy va para la francesa Police des moeurs: Les filles de Saint Tropez, también conocida internacionalmente como Saint Tropez Vice. Por eso no es extraño que se inicie con un tipo vestido de blanco a lo Miami Vice al lado de su deportivo, aunque en lugar de un Ferrari sea un DeTomaso Pantera. Y es que la costa tampoco es la de Florida sino la de las afueras de Lisboa. Es ahí donde una organización de trata de blancas alemana tiene su sede. Sin embargo, el negocio no funciona todo lo bien que sería de desear por lo que deciden ampliar su radio de operaciones. Así es como ponen a la Costa Azul en su punto de mira donde un tal Tony seduce a la joven Sévérine –la hija de un influyente hombre de negocios– para que caiga en las garras de Horsch International. Con la promesa de convertirla en modelo se la acaba follando –sí amiguitos, cualquier ocasión es buena para meter en la trama una buena escena de softcore– y consigue que la contraten en la casa de modas de Mathias Gurtner, un maduro diseñador homosexual y ex miembro de las Waffen SS (¡toma ya!) que trabaja para la organización. Pero tanto los padres de la chica como Alexandra, su mejor amiga, denuncian su desaparición a la policia. Los encargados del caso son el inspector Savary –Yves Jouffroy haciendo de Sonny Crockett– y su compañera Sophie, miembros de la brigada antivicio de París que van tras Horsch Internantional y que tendrán que ir hasta Saint Tropez para resolver el caso.
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