Amiguitos, en este blog que a las alturas en las que estamos contiene ya casi nueve centenares de reseñas cinematográficas, hay un director por el que tengo un cariño especial que todos mis seguidores ya conocéis. Me estoy refiriendo al malogrado Jesús Franco, un exponente del eurotrash y un ejemplo de que aquel que quiere hacer cine puede hacerlo por pocos recursos de que disponga. La gran mayoría de sus películas son un canto a lo friki, pero no debe cometerse el error de menospreciar una producción venerada internacionalmente entre la que –no obstante- podemos encontrar pequeñas joyas de gran valor cinematográfico. Pues algo así le ocurre al protagonista de esta entrada, otro de los realizadores fetiche de este blog. Me refiero al gran Russ Meyer, director, productor y guionista norteamericano que para muchos pasará a la historia por ser aquel que rodaba películas con actrices de grandes tetas y que –al igual que pasa con Franco- tiene en su haber algunos títulos que demuestran que tras esa imagen hay un estupendo cineasta. Y es que el cine, amiguitos, además de tener ese eufemístico sobrenombre de séptimo arte, es un negocio y hay realizadores como Meyer que tuvieron claro que lo que tenían que hacer eran películas que viese mucha gente y costasen poco dinero. El punto está en confeccionar el producto con mimo y un mínimo de calidad.
Aficionado a rodar películas desde la adolescencia y tras su paso por el ejército –filmó la contienda en Europa a principios de los 40-, regresó a los Estados Unidos para trabajar en la industria cinematográfica y diversos magazines como Playboy, en donde conoció a la que se convertiría en su esposa y productora de sus películas, Eve Turner. Y fue en esa época, a mediados de los 60, cuando Meyer inició una fructífera carrera como realizador de nudies –de hecho, en su tumba puede leerse “King of the nudies. I was glad to do it”-, cintas no exentas de humor llenas de erotismo soft en las que utilizaba a actrices de grandes pechos que otorgaban a sus personajes una acertada mezcla de ingenuidad y sensualidad. Este año se cumplirán diez de su fallecimiento.
Por ese motivo, he pensado que ya era hora de catalogar –como hice con Jesús Franco en el pasado- las cintas de las que os he ofrecido mis impresiones en este blog. Por supuesto, os recomiendo que os hagáis con ellas y disfrutéis del lúdico talento de este californiano eterno.
The immoral Mr. Teas (1959) aquí
Eve and the handyman (1961) aquí
Motorpsycho (1965) aquí
Faster, pussycat! Kill! Kill! aquí
Mondo Topless (1966) aquí
Finders keepers, lovers weepers! (1968) aquí
Vixen! (1968) aquí
Cherry, Harry & Raquel! (1970) aquí
Supervixens (1975) aquí
Up! (1976) aquí
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