Le pongo la guinda a mis reseñas de hoy –es una manera de hablar- con una comedia sexy de lo más casposo que he visto en años. Escrita y dirigida por Mark Griffiths, Hardbodies era el segundo largometraje de un realizador que acabó pasándose al mundo de la televisión y años después sería el responsable de lanzamientos en vídeo tan interesantes –modo ironía On- como el de la perruna Beethoven 5. En esta películilla de mediados de los 80 ambientada en una playa californiana del condado de Orange, se nos explican las aventuras de Scotty Palmer, un joven bien parecido y ligón por el que suspiran las jovencitas del lugar y que es echado de su apartamento por no pagar el alquiler. Entonces encuentra a tres adinerados divorciados que le dan empleo como entrenador personal de cara a ligar con cuantas más chicas mejor. Sin embargo, los acontecimientos llevarán a Scotty a una vida salvaje y disoluta que le alejarán cada vez más de Kristi, la chica de la que –entonces se da cuenta- está verdaderamente enamorado.
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