Piltrafillas, vaya por adelantado que osobuco es una castellanización del italiano osso buco –hueso hueco-, nombre que en italia se da al guiso tradicional de la Lombardía que se hace con nuestro jarrete de ternera de toda la vida y que ahora –cosas de la globalización- nos hemos acostumbrado a comprar bajo esta denominación. Pues bien, resulta que hace unos meses –tantos que ni recuerdo el día en el que llegaron a mi hogar- mi esposa compró cuatro pedazos de osobuco que estaban muy bien de precio sin tener en cuenta que ni ella ni yo habíamos cocinado nunca tal pieza de carne. Y de esta manera los osobucos han pasado todo este tiempo en el congelador faltos de cariño y ajenos a la planificación semanal de platos. Sin embargo, ante la posibilidad de que finalmente se mimetizaran con su entorno y se convirtiesen en cubitos de hielo, decidí ayer preparar por primera vez un Ossobuco con riso. Ignoro si la receta que encontré es la más acertada para preparar este plato, pero la cuestión era dar salida a la carne de una manera honrosa y digna. Así pues, amiguitos, tomad nota de lo que os voy a contar.
En la bandeja del súper había cuatro trozos de unos tres centímetros cada uno, y en base a ello compré cuatro zanahorias, una cebolla y dos puerros. Lo primero que hay que hacer es enharinar la carne y dorarla un poco antes de retirarla. En ese mismo aceite, se pochan las hortalizas antes mencionadas cortadas a daditos. Cuando se considere que ha llegado el momento en que todo está bien blandito, añadimos cuatro tomates maduros pelados y cortados también a dados, un pellizco de sal y –un par de minutos después- la carne, granos de pimienta, un vasito de vino tinto –aquí hay quien le echa vino blanco, supongo que va al gusto- y un par de hojitas de laurel. Durante dos o tres minutos le damos viveza al fuego y removemos para que se evapore el alcohol. Entonces, echamos caldo de carne hasta cubrir las piezas de osobuco y cocemos durante un par de horitas a fuego suave vigilando de tanto en tanto, removiendo y añadiendo caldo si es necesario. Hecho todo ello, lo dejaremos reposar una noche ya que en el caso de los guisos –creo que la mayoría estaréis de acuerdo conmigo- soy de la opinión de que están más sabrosos de un día para otro.
Antes de comer, se hierve arroz, se cuela y se pone al horno con un poco de mantequilla. Mientras, se separa la carne con cuidado del líquido –más que líquido, es un puré con tropezones- y se pasa la salsa por el colador o la batidora antes de echarla de nuevo en la cazuela con los trozos de osobuco. Calentamos a fuego muy suave –no queremos cocer la carne, solo darle temperatura- y servimos con la guarnición de arroz.
Y ya está, piltrafillas. ¿El resultado?, para mi gusto ha sido extraordinario, palabra. Facile e divertente.
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