domingo, 17 de noviembre de 2013

The conjuring


Piltrafillas, no era mi intención pero os voy a hablar de The conjuring. Creo que incluso había manifestado con anterioridad que no pensaba caer en la trampa promocional de esta cinta que –según todas las críticas habidas y por haber- era el no va más del terror, angustia en estado puro vamos. Pero, por favor, si solo es una más de esas historias de casas encantadas en las que moran espíritus diabólicos. Además, eso de poner en el cartel “del director de Saw e Insidious” me parece tan cutre como cuando en las cassettes recopilatorias que se vendían por Navidad en el Corte Inglés ponían aquella infame pegatina de “Anunciada en TV”. Total, que eso y la frasecita de marras “basada en una historia real” –que me traslada a tardes de película mala en Antena 3- me hacían huír de The conjuring como de la peste. Sin embargo, mi mujer no le da tantas vueltas a las cosas como yo y se le metío en la cabeza que si decían que la película era buena, tenía que verla. Sin hacerlo, no podía opinar... y tenía ganas de ver una de miedo, que hacía tiempo que no lo hacía. Total, que ayer noche, la familia en pleno nos reunimos ante el televisor, tapados con mantitas y repartidos entre sillón y sofá y apagamos todas las luces de la casa dispuestos a disfrutar –si se terciaba- de esa historia de posesiones. 


Y debo deciros con el corazón en la mano -qué daño me he hecho- que el argumento de The conjuring es tan simple como efectivo. Resulta que los Perron –Roger, Carolyn y sus cinco hijas- se mudan a una enorme casa antigua de varias plantas rodeada de jardines y un precioso lago. Todo muy bucólico, de no ser porque la propiedad está tomada por un ente demoníaco que les hará la vida imposible. Así, Carolyn acabará pidiendo ayuda a los Warren, el matrimonio formado por Ed y Lorraine, especialistas en sucesos paranormales, posesiones infernales, exorcismos y fantasmas. Lo que se encontrarán en la casa estará a punto de sobrepasarles e incluso amenazará la integridad de su propia familia. Sí amiguitos, la verdad es que terror, lo que se dice terror, no creo que sea lo que provoca la película –uno ya lleva años de sustos y sobresaltos cinematográficos y está curado de espantos-, pero os puedo asegurar que es muy entretenida, sabe mantener la tensión y recoge estupendamente la atmósfera de las películas de miedo de toda la vida. Así que, si no la habéis visto todavía, no esperéis encontraros con la película del siglo, pero estamos sin duda ante una historia de miedo muy distraída y bien rodada. Recordadme que le dé las gracias a mi mujer.

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