Buenas tardes, Piltrafillas: un domingo más dan comienzo mis reseñas cinematográficas de la semana. Y la primera película que os quiero comentar es Elysium, cinta escrita y dirigida por el sudafricano Neill Blomkamp, autor de Distrito 9, con la que se observan numerosos paralelismos. Estamos a mediados del siglo XXI, con una Tierra superpoblada y contaminada de la que las clases altas huyeron estableciéndose en Elysium, una estación espacial con residencias para familias ricas y aire limpio, algo así como un Beverly Hills flotante en el cielo. En los arrabales de Los Angeles, dos huérfanos de origen latinoamericano educados por las monjas de un hospicio, han crecido con esa cosa sobre sus cabezas, recordándoles cada día el sitio al que nunca irán, Elysium, en donde los niños crecen libres de enfermedades y rodeados de lujo. Pero Max no se resigna. El chico, ya adulto, tras una vida de ratero y robacoches, está en libertad condicional y trabaja en la cadena de montaje de Armadyne, la empresa que construye los robots de la policía –algo así como la OCP de RoboCop- mientras Frey, su hermana adoptiva, es enfermera en el principal centro médico de la ciudad.
Un día, Max sufre un accidente grave en la fábrica y es contaminado por radiación. La única manera de sobrevivir es conseguir un pasaje para Elysium, por lo que decide ponerse al servicio de Spider, su antiguo jefe, que le convertirá en –otra coincidencia con la cinta de Verhoeven- una especie de robodelincuente híbrido, mitad máquina, mitad ser humano. Cuando la secretaria de defensa de Elysium descubre los planes del grupo criminal, decide emplear a su mejor agente –Sharlto Copley, protagonista de la mencionada Distrito 9- para atacar a Max y sus compañeros. Y eso es todo lo que os puedo contar sin destripar demasiado la historia. Amiguitos, Elysium son efectos especiales, disparos, peleas, naves de combate, distopía semiapocalíptica, naves de combate, robots, una estación espacial toroidal -¿homenaje a Kubrick?- y un argumento que sigue la línea de la anterior cinta de Blomkamp cambiando a humanos, extraterrestres y guetto por la alta sociedad, los parias de clase baja y un planeta podrido. Distraída, pretendidamente de denuncia aunque sin profundizar demasiado en el asunto central y un Matt Damon que está aceptable aunque no sea un papel que exija demasiado que digamos en lo interpretativo. Colaboración de Jodie Foster, que aporta su profesionalidad a la hora de interpretar a la fría hija de puta Delacourt. Palomitera.
Fuime con Yuki a verla en la gran pantalla y créame cuando le digo que íbamos a pasar un rato, a desconectar de nuestra histórica lucha de marea blanca y otras adyacentes, cuando el trasfondo de la misma, nos inundó la mente de lo mismo que vemos hoy como si se tratase de una bola de cristal… más de lo más.
ResponderEliminarEn cuanto a su validez, me parece cortita, como si Hollywood no pudiese dar un producto reivindicativo, critico…