Este verano, el Ayuntamiento de Canfranc ha decidido abrir el vestíbulo de la antigua estación de ferrocarril al público -ver anterior entrada-, todos los días, en varias visitas con guía al precio de 3,00 euros. La previsión era de tener unos mil visitantes el primer mes. Pues bien, en seis días se llegó a esa cifra. Debo deciros que me presenté en Canfranc sin avisar a las doce del mediodía de un sábado y ya no quedaban plazas ni para las 12:30, ni las 17:00, ni las 18:00 ni las 19:00 horas, teniendo que hacer una reserva telefónica posteriormente, lo que me obligó a regresar a la localidad dos días después. Pero valió la pena. La visita y lo que la guía nos contó fue de lo más interesante, sin embargo, a los amantes de la fotografía os diré que –pese a los carteles de NO PASAR que encontraréis por todo el recinto- lo más interesante es deambular entre las vías y las antiguas estructuras en ruinas para encontrarse con restos de vagones engullidos por la vegetación o dormidos en una espera infinita.
Siempre me han atraído las estaciones de tren, tienen algo mágico, romántico... todo lo contrario las estaciones de autobús :(
ResponderEliminarMe pasa lo mismo con las estaciones -le recomiendo las vías muertas de la de Canfranc, sin duda-, pero en lo de los autobuses discrepo. Hay de todo. A mi me encantaría coger un GREYHOUND en alguna estación vetusta del midwest estadounidense.
ResponderEliminarSi estuviera usted en la indecorosa red faceb--k, le pincharía sucesivas veces al me gusta me gusta
ResponderEliminarQué honor. Pero también puede retuitearme repetidas veces. ;D
ResponderEliminarCelebro que mis entradas sean de su agrado.