lunes, 25 de abril de 2011

Wall Street 2: Money never sleeps


Amiguitos, hace ya unos cuantos años recuerdo haber visto Wall Street. Tenía yo veinte y aunque el personaje de Gordon Gekko admirablemente interpretado por Michael Douglas era un tipo odioso sin ápice de compasión, la verdad es que en el fondo resultaba atractivo para jovenes como yo, inmersos en la cultura de la avaricia. No olvidéis que el mismo año de su estreno saltó a la fama en nuestro país un tal Mario Conde, tiburón de las finanzas en versión castiza que –al igual que Gekko- acabaría dando con sus huesos en la cárcel. Pero aún así, lo que la película relataba nos quedaba a todos muy lejos, ni los que tenían mi edad se preocupaban demasiado por hipotecas o créditos ni habíamos entrado en contacto con conceptos como bonos basura o sub-prime. Por eso, esta Wall Street 2: Money never sleeps –otra de las cintas que he visto estos días y de la que os voy a hablar- resulta en la actualidad mucho más incómoda de ver que su predecesora.



La historia que nos cuenta es la de un joven corredor especialista en energías alternativas que trabaja en un banco de inversiones que quiebra por culpa de un rumor malintencionado y acepta un empleo en la empresa del que cree culpable de su ruina y del suicidio de su mentor para conseguir el dinero con el que seguir subvencionando un proyecto científico dedicado a la fusión con fines energéticos y –por otro lado- desenmascararle. Para ello contará con la ayuda de Gordon Gekko, un antiguo financiero que acaba de salir de prisión y que –casualidades de la vida- es el padre de su novia a cambio de que el joven propicie un acercamiento familiar. Pero, ¿desea Gekko reconciliarse con su hija realmente o le guían oscuras intenciones? En esta segunda parte –o mejor dicho secuela, ya que la historia es perfectamente independiente- Oliver Stone aprovecha aquel personaje para desarrollar un thriller financiero con dos hilos argumentales, el de una historia de conflictos sentimentales familiares y el discurso denuncia del sistema capitalista tal como le conocíamos hasta finales de la década pasada. Así, Wall Street 2 se trata en mi opinión de una película interesante y distraída, pero poco agradable de ver en el aspecto de la concienciación anticapitalista al recordarnos que gran parte de la culpa de la crisis que sufrimos es de todos los que hemos le hemos seguido la corriente a un sistema que no podía acabar de otra manera a tal como lo ha hecho. Es como ser fumador y tener cáncer de pulmón y ver una película que te lo recuerda y además te echa la culpa por haber seguido fumando sabiendo lo que podía pasar. Amiguitos, aún así, tanto si vistéis en su día la primera parte como si no, os recomiendo esta nueva entrega y sobre todo os pido que le prestéis especial atención al personaje interpretado por Eli Wallach –sí amiguitos, sigue vivo-, mucho más despreciable que la gente como Gekko y el verdadero paradigma del capital hecho carne.

4 comentarios:

  1. Prometo verla, aunque a la crítica no parece que le haya encantado. Me gustó y mucho la primera y Douglas borda su papel (otro actor que no está muy bien visto).

    Buen post, amigo.

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  2. Es que la película está muy bien hecha, es interesante y se deja ver... pero no es lo que se dice una GRAN PELÍCULA. Quizás la crítica esperaba más en base a la primera parte.
    Saludos.

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